Page 70 - Guerra civil
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INTRODUCCIÓN


          fin  puro  y  simple  de  la  república  aristocrática.  Escribe
           César su Bellum  Civüe  no tanto  para  sus  contemporáneos

           cuanto  para  la  posteridad,  utilizando  de  nuevo,  como  en
          el Bellum  Gallicum,  el  arma  de  la  literatura,  que  tanto  le
          había  servido antes.  Estos  comentarios fueron escritos  des­

           pués de la guerra,  entre 46 y 44, y fueron  publicados pro­
          bablemente  después  de la  muerte  del  dictador.

              Lo  que  literariamente  caracteriza  al  Bellum  Civile  es
          la  serenidad  con  que  está  escrito,  y  la  mica  salts  de  que
          dicha  serenidad  está  salpicada.  Por  lo  demás,  la  célebre

           nuditas  o  falta  de  preocupación  por  la  retórica,  aparece
          en estos comentarios más que nunca, aunque hay trechos en
          que la  pasión  vibra,  como  en  el  episodio  de  la muerte  de
           Crastino,  en  los  pasajes  que  dedica  a  homenajear  a  sus

          oscuros  soldados,  o  en  los  trechos  irónicos  que  consagra
          a  ridiculizar  a sus  enemigos,  que ya  daban  por  segura  su
          victoria.  Se sospecha de su imparcialidad, ya que sostenían

          la  causa  del  escritor,  pero,  en  realidad,  su  sinceridad  es
          inatacable;  generalmente rinde justicia a sus lugartenientes
          y a sus  adversarios, pone de relieve los errores  de  su  ejér­
          cito  y  de  su  mando  y  no  disimula  sus  crueldades.  Pero,

          si  bien es  discutido como historiador, la crítica es unánime
          en considerarlo perfecto como escritor:  impecable y hábil en
          la  composición,  vivaz  y alerta en el relato,  sin  digresiones,

          sin  retratos  estudiados,  sin  cuadros  de fondo.  Se  le  reco­
          nocen la nitidez luminosa, la concisión nerviosa, la facilidad
          y  plenitud  del  estilo,  la  pureza y  la  elegancia  soberana  de

          la lengua, modelo  perfecto del latín de la buena  época,  cuyo
          adorno  consiste  en  parecer  no  tener  adornos,  que  es  el

          summum  de  la  perfección  artística.
             Su  pura  et  inlustris  brevitas  es  destacada  por  Adcock,



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