Page 388 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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tes impetum legionum atque equitum sustinere non pos-
         sent  ripasque  dimitterent  ac  se  fugae  mandarent.

            XIX.     (1) Cassivellaunus *, ut supra demonstravimus,
         omni deposita spe contentionis, dimissis amplioribus co­
         piis, milibus circiter quattuor essedariorum relictis, iti­
         nera nostra servabat paulumque ex via excedebat locis-
         que  impeditis  ac  silvestribus  sese  occultabat  atque  iis
         regionibus  quibus  nos  iter  facturos  cognoverat  pecora
         atque homines ex agris in silvas compellebat (2) et, cum
         equitatus  noster  liberius  praedandi  vastandique  causa
         se in agros eiecerat, omnibus viis semitisque essedarios
         ex  silvis  emittebat  et  magno  cum  periculo  nostrorum
         equitum  cum  iis  confligebat  atque  hoc  metu  latius  va­
         gari  prohibebat.  (3)  Relinquebatur ut  neque  longius  ab
         agmine  legionum  discedi  Caesar  pateretur,  et  tantum
         in agris vastandis incendiisque faciendis hostibus noce­
         retur quantum labore atque itinere legionarii milites ef­
         ficere  possent.


         za,  que  los  enemigos,  no  pudiendo  resistir  la  acometida  de  las  legiones  y
         jinetes,  abandonaron  la  orilla  y  se  dieron  a  la  fuga.
           XIX.   (1) Casivelauno, como ya dejamos indicado, perdida toda esperan­
         za de contraatacar, licenció el grueso de sus tropas y, quedándose con unos
         cuatro mil esedarios, vigilaba los movimientos de los nuestros, apartándose
         sólo un poco del camino,  ocultándose en parajes  impracticables  y  enmara­
         ñados  y  obligando a los  habitantes  de  los  lugares  por donde  sabía que ha­
         bíamos  de  pasar a abandonar los  campos  y  refugiarse con  sus  ganados  en
         los bosques (2) y, cada vez que nuestra caballería se metía demasiado audaz­
         mente  por  los  campos  a  hacer botín  y  devastarlos,  por  todos  los  caminos
         y  senderos enviaba de los bosques a  sus  esedarios y con gran peligro para
         nuestros  jinetes  trababa  combate  con  ellos,  impidiéndoles  con  este  temor
         que anduvieran más a sus anchas. (3) No cabía más sino que César prohibie­
         ra alejarse excesivamente del grueso de las  legiones y que el  daño causado
         a  los  enemigos  con  devastaciones  e  incendios  de  los  campos  se  limitara
         a lo que pudiera alcanzar el trabajo y la marcha de los soldados legionarios.
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