Page 418 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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reprehendendum non est,  tamen incommode accidit: (5)
        nam et nostris  militibus  spem minuit et hostes  ad pug­
        nandum  alacriores  effecit,  quod  non  sine  summo  timo­
        re  et  desperatione  id  factum  videbatur.  (6)  Praeterea
        accidit,  quod fieri  necesse erat,  ut vulgo milites  ab  sig­
        nis  discederent,  quaeque  quisque  eorum  carissima  ha­
        beret  ab  impedimentis  petere  atque  arripere  propera­
        ret,  clamore  et  fletu  omnia  complerentur.

           XXXIV.       (1) At barbaris consilium non defuit.  Nam
        duces eorum tota acie pronuntiari iusserunt  ne quis ab
        loco discederet:  illorum  esse  praedam atque  illis  reser­
        vari  quaecumque  Romani  reliquissent:  proinde  omnia
        in  victoria  posita  existimarent...  (2)  Nostri,  tametsi  ab
         duce et  a  Fortuna *  deserebantur,  tamen  omnem  spem
         salutis  in virtute  ponebant et  quotiens  quaeque  cohors
         procurrerat,  ab  ea  parte  magnus  numerus  hostium  ca­
         debat.  (3)  Qua  re  animadversa,  Ambiorix *  pronuntiari






         decisión, aunque no es de censurar en tal apuro, dio mal resultado; (5) pues
         no  sólo  desalentó  a  nuestros  soldados,  sino  que  dio  a  los  enemigos  más
         brío en el combate,  por parecerles que aquella  medida era señal de pánico
         y desesperación. (6) Sucedió, además, lo que necesariamente había de acon­
         tecer,  que  los  soldados  abandonaron  en  tropel  las  enseñas  y  corrieron  a
         buscar  y  sacar  de  la  impedimenta  lo  que  cada  cual  tenía  en  más  estima,
         dejando  oír  por  todas  partes  alaridos  y  lamentos.
           XXXIV.   (1)  En  cambio  los  bárbaros  manifestaron  gran  presencia  de
         ánimo. Pues  sus jefes dieron orden a todo el ejército de que nadie abando­
         nara  su  puesto:  que  de  ellos  era  el  botín  y  para  ellos  se  reservaban  los
         despojos  de  los  romanos;  pero  debían  comprender  que  todo  dependía  de
         la  victoria...  (2)  Los  nuestros,  a  pesar  de  verse  abandonados  por  su jefe  y
         por la Fortuna,  ponían en su valor toda esperanza de salvación y, cada vez
         que  una  cohorte  arremetía,  caía  por  aquella  parte  gran  número  de  ene­
         migos.  (3) Advertido lo cual,  Ambiórix ordena a  todos  los  suyos  que dispa-
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