Page 466 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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cit.  (2)  Hoc,  more  Gallorum,  est  initium belli;  quo  lege
         communi omnes puberes  armati convenire  consuerunt;
         qui  ex  iis  novissimus  convenit,  in  conspectu  multitudi­
         nis,  omnibus  cruciatibus  adfectus,  necatur.  (3)  In  eo
         concilio Cingetorigem *, alterius principem factionis, ge­
         nerum suum, quem supra demonstravimus,  Caesaris se­
         cutum fidem,  ab eo non  discessisse, hostem  iudicat bo-
         naque  eius  publicat.  (4)  His  rebus  confectis,  in  conci­
         lio  pronuntiat  arcessitum  se  a  Senonibus  *  et
         Carnutibus  *  aliisque  compluribus  Galliae  civitatibus;
         (5)  huc  iturum  per  fines  Remorum *  eorumque  agros
         populaturum  ac,  priusquam  id  faciat,  castra  Labieni *
         oppugnaturum.  Quae  fieri  velit  praecipit.

            LVII.  (1) Labienus *, cum et loci natura et manu mu­
         nitissimis  castris  sese  teneret,  de  suo  ac  legionis  pe­
         riculo  nihil  timebat;  ne  quam  occasionem  rei  bene  ge­
         rendae  dimitteret  cogitabat.  (2)  Itaque,  a  Cingetorige *





          asamblea,  según  costumbre  de  los  galos,  indica  el  comienzo  de  la  guerra;
          por  ley  común  y  tradicional  todos  los  jóvenes  están  obligados  a  acudir  a
          ella armados; al que llega el último se le da muerte a vista de toda la multi­
          tud, en medio de los mayores tormentos. (3) En tal asamblea declara enemi­
          go  de  la patria  a  Cingetórix,  caudillo del  bando contrario,  yerno  suyo,  del
          cual dijimos arriba que siempre había guardado fidelidad a César, y confis­
          ca  sus  bienes.  (4)  Hecho esto,  declara públicamente en  la  asamblea  que  él
          ha  sido  llamado  por  los  senones  y  camutes  y  por  muchos  otros  pueblos
          de  la  Galia;  (5)  que  iría  a  juntarse  con  ellos  pasando  por  los  territorios
          de  los  remos  y  devastando  sus  campos  y  que,  antes  de  esto,  asaltaría  el
          campamento  de  Labieno.  Da  las  órdenes  que  le  parecen  convenientes.
            LVII.  (1)  Labieno,  que  tenía  un  campamento  muy bien  fortificado  por
          la naturaleza del terreno y por los trabajos realizados, no veía peligro algu­
          no  para  sí  ni  para  la  legión;  lo  que  le  preocupaba  era  no  perder  ocasión
          alguna  de  dar  una  buena  lección  al  enemigo.  (2)  Así,  pues,  informado  por
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