Page 542 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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audiebat. (4) Discedens, post diem septimum sese rever­
         surum confirmat, quam ad diem ei legioni quae in prae­
         sidio  relinquebatur  deberi  frumentum  sciebat.  (5)  La­
         bienum *  Treboniumque *  hortatur,  si  rei  publicae
         commodo facere  possint,  ad  eam  diem  revertantur,  ut,
         rursus communicato consilio exploratisque hostium ra­
         tionibus,  aliud  initium  belli  capere  possint.

            XXXIV.       (1) Erat, ut supra demonstravimus, manus
         certa  nulla,  non  oppidum,  non  praesidium  quod  se  ar­
         mis  defenderet,  sed  in  omnes  partes  dispersa  multitu­
         do.  (2)  Ubi  cuique  aut  valles  abdita  aut  locus  silvestris
         aut  palus  impedita  spem  praesidii  aut  salutis  aliquam
         offerebat,  consederat.  (3)  Haec  loca  vicinitatibus  erant
         nota, magnamque res diligentiam requirebat, non in sum­
         ma  exercitus  tuenda  (nullum  enim  poterat  universis  a
         perterritis  ac  dispersis  periculum  accidere),  sed  in  sin­
         gulis  militibus  conservandis;  quae  tamen,  ex  parte,  res





         marchar,  promete  regresar  después  de  siete  días,  pues  sabía  que  para  tal
         fecha era necesario dar a  la  legión que  quedaba  de guarnición  su  paga  de
          trigo. (5) Encarga a Labieno y a Trebonio que,  si pueden hacerlo sin perjui­
         cio, vuelvan para el mismo día, a fin de que, cambiando nuevas impresiones
         y averiguados los planes de los enemigos, puedan comenzar otra vez la gue­
          rra  con  más  brío.
            XXXIV.   (1) Como arriba queda expuesto, los enemigos ni tenían cuerpo
          alguno de tropas organizadas, ni plazas fuertes, ni guarnición que pudieran
          defenderse con las armas, sino que eran una multitud desperdigada. (2) Donde
          cada uno encontraba un valle retirado o un lugar impracticable o un panta­
          no  inaccesible  que  le  ofreciera  alguna  esperanza  de  defensa  o  salvación,
          allí  se  refugiaba.  (3) Estos parajes eran sólo  conocidos por los comarcanos
          y  era necesaria gran cautela,  no para defender el grueso del ejército (pues
          ningún peligro podían correr todos frente a unos hombres  aterrados y dis­
          persos),  sino  para  salvar la vida  de cada  soldado:  de  lo cual,  sin  embargo,
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