Page 632 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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to pabulo, castra* movisse propius Avaricum,  atque ip­
        sum cum equitatu* expeditisque qui inter equites proe­
        liari  consuessent  insidiarum  causa  eo  profectum  quo
        nostros  postero  die  pabulatum  venturos  arbitraretur.
        (2) Quibus rebus cognitis, media nocte silentio profectus,
        ad  hostium  castra  mane  pervenit.  (3)  Illi,  celeriter  per
        exploratores  adventu  Caesaris  cognito,  carros  impedi-
        mentaque*  sua in artiores silvas abdiderunt, copias om­
        nes  in  loco  edito atque  aperto  instruxerunt.  (4)  Qua  re
        nuntiata,  Caesar  celeriter  sarcinas*  conferri,  arma  ex­
        pediri  iussit.

           XIX.      (1) Collis erat leniter ab infimo acclivis. Hunc
        ex omnibus fere partibus palus difficilis atque impedita
        cingebat,  non  latior  pedibus*  quinquaginta.  (2)  Hoc  se
        colle, interruptis pontibus, Galli fiducia loci continebant,
        generatimque distributi in civitates, omnia vada ac sal­
        tus eius  paludis obtinebant,  sic animo parati ut,  si eam
        paludem  Romani  perrumpere  conarentur,  haesitantes
        premerent ex loco superiore: (3) ut, qui propinquitatem


        par más cerca de Avárico y que él en persona, con su caballería y las tropas
         ligeras que solían combatir entre los jinetes, había marchado a emboscarse
        en  el  paraje  adonde  pensaba  que  irían  los  nuestros  a  forrajear  al  día  si­
         guiente.  (2)  Enterado  de  esto,  salió  en  silencio  a  media  noche  y  llegó  por
         la  mañana al  campamento de los enemigos.  (3) Éstos, advertidos pronto de
         su venida por los exploradores, escondieron sus carros y bagajes en la espe­
         sura de los bosques y formaron todas sus  tropas en un lugar abierto y ele­
         vado. (4) Sabido lo cual,  César mandó poner rápidamente aparte la impedi­
         menta  y  aprestar  las  armas.
           XIX.   (1) La colina se alzaba en suave pendiente desde el  llano;  la ceñía
         casi por completo una laguna difícilmente practicable, cuya anchura no ex­
         cedía de cincuenta pies. (2) Los galos, habiendo cortado los puentes, se man­
         tenían  en  esta  colina,  confiados  en  su  posición,  y,  repartidos  por pueblos,
         ocupaban  todos  los  vados y calzadas de  la  laguna,  dispuestos a caer sobre
         los romanos atollados, si intentaban pasarla; (3) de manera que, consideran-
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