Page 652 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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proposuit militibusque signum dedit. (3) Illi subito ex
omnibus partibus evolaverunt murumque celeriter com
pleverunt.
XXVIII. (1) Hostes, re nova perterriti, muro turri-
busque deiecti, in foro ac locis patentioribus cuneatim
constiterunt, hoc animo, ut, si qua ex parte obviam con
tra veniretur, acie* instructa depugnarent. (2) Ubi ne
minem in aequum locum sese demittere, sed toto undi
que muro circumfundi viderunt, veriti ne omnino spes
fugae tolleretur, abiectis armis, ultimas oppidi* partes
continenti impetu petiverunt, (3) parsque ibi, cum an
gusto exitu portarum se ipsi premerent, a militibus, pars,
iam egressa portis, ab equitibus* est interfecta. (4) Nec
fuit quisquam qui praedae studeret. Sic, et Cenabensi
caede et labore operis incitati, non aetate confectis, non
mulieribus, non infantibus pepercerunt. (5) Denique, ex
omni numero, qui fuit circiter milium x l , vix d c c c , qui,
primo clamore audito, se ex oppido eiecerunt, incolu-
mios a los primeros en escalar el muro, y dió la señal a los soldados.
(3) Ellos se lanzaron impetuosamente desde todas partes y pronto cubrieron
el muro.
XXVIII. (1) Los enemigos, consternados por este ataque imprevisto, des
alojados del muro y de las torres, se formaron en cuña en la plaza y luga
res espaciosos, decididos a luchar ordenadamente, si se les atacaba por al
gún lado. (2) Cuando vieron que nadie bajaba al terreno llano, sino que el
enemigo se esparcía por todo el perímetro del muro, temerosos de que se
les quitara toda esperanza de huir, arrojaron las armas y corrieron en tro
pel a las partes más remotas de la ciudad, (3) y allí, oprimiéndose ellos
mismos al querer salir por las estrechas puertas, unos fueron muertos por
la infantería, otros, ya fuera de la ciudad, por la caballería; (4) y no hubo
ninguno de los nuestros que pensara en el pillaje. Hasta tal punto estaban
enfurecidos por la matanza de Cenabo y por las fatigas del asedio, que no
perdonaron ni a ancianos, ni a mujeres, ni a niños. (5) Finalmente, de toda
aquella multitud, que casi llegaba a los cuarenta mil, apenas ochocientos,
que al oír los primeros gritos habían salido corriendo de la ciudad, llegaron
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