Page 680 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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bus ne quemquam interficiant.  (5) Eporedorigem et Vi-
        ridomarum, quos illi interfectos existimabant, inter equi­
        tes  versari  suosque  appellare  iubet.  (6)  His  cognitis  et
        Litavicci fraude perspecta, Haedui manus tendere et de­
        ditionem significare et,  proiectis  armis,  mortem depre­
        cari  incipiunt.  (7)  Litaviccus  cum  suis  clientibus*,  qui­
        bus more Gallorum nefas est etiam in extrema fortuna
        deserere  patronos,  Gergoviam  profugit.

           XLI.  (1)  Caesar,  nuntiis  ad  civitatem*  Haeduorum
        missis,  qui  suo  beneficio  conservatos  docerent  quos
        iure  belli  interficere  potuisset,  tribusque  horis  noctis
        exercitui*  ad quietem  datis,  castra*  ad Gergoviam mo­
        vit. (2) Medio fere itinere, equites*  a Fabio missi quanto
        res  in periculo fuerit exponunt.  Summis copiis  castra*
        oppugnata demonstrant, cum crebro integri defessis suc­
        cederent  nostrosque  adsiduo  labore  defatigarent,  qui­
        bus,  propter  magnitudinem  castrorum,  perpetuo  esset
         isdem  in  vallo*  permanendum.  (3)  Multitudine  sagitta-


        suyos que maten a alguno. (5) Ordena a Eporedorix y a Virodomaro, a quie­
        nes los heduos creían muertos, que se muestren entre la caballería y llamen
        por sus nombres a los suyos. (6) Al conocer a éstos y ver el engaño de Litavi­
        co,  los  heduos  comienzan  a  tender las  manos  y  hacer  señas  de  rendición,
        y  a  pedir,  despuestas  las  armas,  que  se  les  perdone  la  vida.  (7)  Litavico
        huye  a  Gergovia  con  sus  clientes,  para  quienes,  según  la  costumbre  gala,
        es  un  crimen  abandonar  a  sus  patronos,  incluso  en  la  mayor  desventura.
           XLI.  (1) César, después de enviar mensajeros al pueblo heduo, para ha­
        cerles saber  que por su benignidad había perdonado la vida a quienes por
        derecho  de  guerra  hubiera  podido  matar,  dando  al  ejército  tres  horas  de
        la noche para descansar, se dirigió de nuevo a Gergovia. (2) Hacia la mitad
        del camino,  unos jinetes enviados por Fabio  le  exponen el  enorme peligro
        en  que quedaba la situación:  le dicen que el campamento se  halla cercado
        por tropas numerosísimas,  relevando frecuentemente a  las  cansadas  otras
        de  refresco  y  agobiando  con  ininterrumpidos  ataques  a  los  nuestros,  que,
         a  causa de la extensión  del campamento,  tenían  que permanecer de conti­
         nuo y  sin  relevo  en  la empalizada;  (3) que eran  muchos  los  heridos  por  la
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