Page 684 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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(6)  Hos  continuo  in  itinere  adorti,  omnibus  impedi­
         mentis* exuunt; repugnantes diem noctemque obsident;
         multis  utrimque interfectis, maiorem multitudinem ar­
         matorum  concitant.

            XLIII.  (1) Interim,  nuntio adlato omnes  eorum mi­
         lites  in  potestate  Caesaris  teneri,  concurrunt  ad  Ari­
         stium,  nihil  publico  factum  consilio  demonstrant;
         (2)  quaestionem  de  bonis  direptis  decernunt,  Litavicci
         fratrumque bona publicant, legatos ad Caesarem sui pur­
         gandi gratia mittunt.  (3) Haec faciunt  recuperandorum
         suorum  causa;  sed,  contaminati  facinore  et  capti  com­
         pendio ex direptis bonis, quod ea res ad multos pertine­
         bat, timore poenae exterriti, consilia clam de bello inire
         incipiunt civitatesque*  reliquas legationibus sollicitant.
         (4)  Quae tametsi Caesar intellegebat, tamen quam mitis­
         sime  potest  legatos  appellat:  nihil  se  propter  inscien­
         tiam levitatemque vulgi gravius de civitate iudicare ne­
         que  de  sua  in Haeduos benevolentia deminuere.  (5)  Ip-


         hacer lo mismo a cuantos se habían establecido allí para comerciar. (6) Asal­
         tándolos seguidamente en el camino, los despojan de todo cuanto llevaban:
         a  los que resisten,  los asedian día y noche; muertos muchos de ambas par­
         tes,  llaman  en  su  ayuda  mayor  número  de  gente  armada.
           XLIII.  (1) Habiendo llegado entre tanto la noticia de que todos sus sol­
         dados estaban en poder de César, corren a excusarse ante Aristio, diciéndo-
         le  que  nada  se  había  hecho  con  la  aprobación  pública;  decretan  que  se
         hagan pesquisas  de  los  bienes  robados;  (2)  confiscan  los  de  Litavico  y  sus
         hermanos; envían emisarios  a  César para disculparse. (3) Hacen  todo esto
         para recobrar a los suyos; pero, complicados ya en el crimen y enriquecidos
         con el reparto de los bienes robados, como habían sido muchos los partici­
         pantes,  asustados  por  el  castigo  que  temían,  comienzan  a  forjar  secreta­
         mente planes de guerra y tratan de soliviantar con embajadas a los demás
         pueblos.  (4)  Aunque  César  conocía  estos  designios,  sin  embargo,  contesta
         a los emisarios con la mayor afabilidad posible: que por la ceguera y ligere­
         za del vulgo no se formaba él un concepto desfavorable para todo el pueblo,
         ni disminuía su benevolencia para con los heduos. (5) Por lo demás, temien-
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