Page 692 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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compleverant. (4) Milites, dato signo, celeriter ad muni­
        tionem perveniunt, eamque transgressi, trinis castris po­
        tiuntur;  (5)  ac  tanta  fuit  in castris  capiendis  celeritas,
        ut Teutomatus, rex Nitiobrogum,  subito in tabernaculo
        oppressus, ut meridie conquieverat,  superiore corporis
        parte  nudata,  vulnerato equo,  vix  se  ex  manibus  prae­
        dantium  militum  eriperet.

           XLVII.  (1) Consecutus  id quod animo proposuerat,
         Caesar  receptui  cani  iussit,  legionique*  decimae,  qua-
         cum erat,  contionatus  signa*  constituit.  (2)  Ac  reliqua­
         rum  legionum  milites,  non  exaudito  tubae  sono,  quod
         satis magna valles intercedebat,  tamen ab tribunis* mi­
         litum legatisque*, ut erat a Caesare praeceptum, retine­
         bantur.  (3)  Sed,  elati  spe  celeris  victoriae  et  hostium
         fuga  et  superiorum  temporum  secundis  proeliis,  nihil
         adeo arduum sibi esse existimaverunt, quod non virtute
         consequi possent, neque finem prius sequendi fecerunt
         quam muro oppidi* portisque adpropinquarunt. (4) Tum
         vero,  ex omnibus urbis partibus  orto clamore,  qui  lon-

         dada la señal, llegan rápidamente a la línea defensiva y, cruzándola, se apo­
         deran  de  tres  secciones del  campamento enemigo.  (5) Y  con  tal  rapidez  lo
         hicieron  que  Teutomato,  rey  de  los  nicióbroges,  sorprendido  en  su  tienda
         mientras dormía la siesta,  a  duras  penas  logró escapar,  desnudo de medio
         cuerpo  arriba  y  con  el  caballo  herido,  de  las  manos  de  los  soldados  que
         andaban  al  saqueo.
           XLVII.  (1)  César,  logrado  ya  su  intento,  ordenó  tocar  retirada,  y  ha­
         biendo arengado a la legión décima, que entonces le acompañaba, le mandó
         hacer alto. (2) A los soldados de las demás legiones, que no oyeron el sonido
         de la trompeta por. estar al otro lado de un valle bastante grande, trataban
         de  contenerlos,  ajustándose a  las órdenes  de César,  los  tribunos  militares
         y los legados; (3) pero, enardecidos por la esperanza de una pronta victoria,
         por la fuga de  los enemigos  y  por los éxitos obtenidos  en  anteriores  bata­
         llas,  nada  les  parecía  tan  difícil  que  con  su valor no  pudieran  lograrlo;  y
         no dejaron  de  perseguir  al  enemigo  hasta  llegar  al  pie  del  muro y  de  las
         puertas de Gergovia. (4) Entonces, alzándose grandes alaridos por todos los
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