Page 698 - Guerra de las Galias [Colección Gredos Bilingüe] I-II-III
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L.  (1) Cum acerrime comminus  pugnaretur,  hostes
        loco et numero,  nostri virtute  confiderent,  subito  sunt
        Haedui visi ab latere nostris aperto, quos Caesar ab dex­
        tra parte,  alio ascensu,  manus  distinendae  causa mise­
        rat. (2) Hi similitudine armorum vehementer nostros per­
        terruerunt,  ac, tametsi dextris umeris exsertis  animad­
        vertebantur, quod insigne pactum esse consuerat, tamen
        id ipsum  sui  fallendi causa milites  ab hostibus  factum
        existimabant. (3) Eodem tempore L. Fabius centurio* qui­
        que  una  murum  ascenderant,  circumventi  atque  inter­
        fecti, muro praecipitabantur. (4) M.  Petronius, eiusdem
        legionis centurio,  cum portas excidere conatus  esset,  a
        multitudine oppressus ac sibi desperans, multis iam vul­
        neribus  acceptis, manipularibus*  suis,  qui  illum  secuti
        erant:  Quoniam,  inquit,  me  una  vobiscum  servare  non
        possum,  vestrae quidem certe vitae prospiciam,  quos, cu­
        piditate gloriae adductus,  in periculum   deduxi.  Vos,  da­
        ta  facultate,  vobis consulite.  (5) Simul in medios hostes





           L.  (1)  Mientras  se  luchaba  cuerpo  a  cuerpo  con  gran  brío,  confiando
        los  enemigos  en  su  posición  y  número,  y  los  nuestros  en  su  valor,  súbita­
        mente,  por  el  lado  descubierto  de  los  nuestros,  aparecieron  los  heduos,  a
        quienes César había enviado por otra ladera, a mano derecha, para distraer
        al  enemigo.  (2)  Éstos,  por la  semejanza de  sus  armas  con  las  de  los  galos,
        asustaron mucho a los nuestros; y, aunque mostraban descubierto el  hom­
        bro  derecho,  lo  cual  solía  ser  la  contraseña  convenida,  nuestros  soldados
        creían que esto mismo lo hacían los enemigos para engañarlos. (3) Mientras
         tanto, el centurión L. Fabio y los que con él habían escalado el muro, rodea­
        dos y muertos,  eran precipitados  desde  la  muralla.  (4) M.  Petronio,  centu­
         rión de la misma legión, mientras intentaba  romper las  puertas,  se vió  ro­
         deado por la multitud y, perdiendo la esperanza de vivir, por haber recibido
         ya  muchas  heridas,  dijo  a  los  suyos  que  le  habían  seguido;  «Puesto  que
         no puedo salvarme con vosotros,  por  lo  menos  aseguraré vuestra vida, ya
         que,  atraído por el ansia  de  gloria,  os he  metido en  este  peligro.  Vosotros
         aprovechad  la  ocasión  de  poneros  a  salvo».  (5)  Diciendo  esto  se  lanza  en
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