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constituyen los sistemas más intrincados y complejos jamás diseñados por el esfuerzo humano. En el
pasado, cada pieza del equipo o cada sistema requería su propio especialista para mantenerlo y repararlo
en condiciones óptimas. La resolución de problemas consistía en comprobar el sistema para determinar si
tenía algún fallo y consultar al usuario para determinar si funcionaba correctamente.
Hoy en día, con el control electrónico de los sistemas mecánicos, los sistemas redundantes, el registro de
averías por ordenador y el cruce de datos entre sistemas para la toma de decisiones lógicas, el técnico o
mecánico requiere no sólo un conocimiento más amplio de su propio equipo, sino también de los sistemas
con los que ese equipo interactúa. Las entradas de los relés aire/tierra, los sensores de descenso de marcha,
los ordenadores de datos aéreos y otros numerosos sistemas y sensores, difuminan o incluso borran las
líneas divisorias entre los sistemas y componentes individuales. Ahora, el reparador necesita conocer todo
el avión para aislar eficazmente los problemas indicados por las anotaciones de la tripulación, las bolas de
avería, los mensajes de avería de los ordenadores, las luces de la cabina de vuelo y otras "cosas que hacen
ruido en el vuelo".1 El mecánico necesita entender el enfoque de los sistemas.
Aunque los fabricantes de aviones proporcionan al mecánico manuales de aislamiento de fallos que
incluyen árboles de fallos sistemáticos para el aislamiento de problemas, este esfuerzo no es ni completo ni
totalmente satisfactorio. Estos procedimientos de localización de fallos se escribieron normalmente para
encontrar fallos específicos; no permiten necesariamente encontrar todos los fallos que puedan ocurrir
dentro del sistema abordado por ese árbol de fallos. Corresponde al mecánico o al técnico proporcionar los
procedimientos adicionales o hacer modificaciones a los procedimientos existentes para encontrar estos
otros problemas. Estos procedimientos forman parte de la ciencia de la localización de averías, y es una
ciencia incompleta.
El arte de la localización de averías, que es tan importante como la ciencia, sólo puede aprenderse mediante
un esfuerzo continuado en el estudio y la reparación de los equipos. Este arte implica la capacidad de pensar
en un problema y de aplicar todo lo que se sabe sobre el problema, el equipo y la naturaleza de la falla, de
modo que se pueda comprender el más difícil y desconcertante de los problemas. En este apéndice se
identifican, en primer lugar, los pasos básicos del proceso de resolución de problemas y, a continuación, se
analiza el proceso por el que se aprende el arte de la resolución de problemas.
Tres Niveles De Resolución De Problemas
Los problemas de mantenimiento se pueden dividir en tres categorías generales: (a) problemas con
componentes o sistemas (es decir, autónomos); (b) problemas relacionados con los sistemas y sus entornos;
y (c) problemas relacionados con la interacción de dos o más sistemas. Cada una de estas categorías o
niveles requiere un enfoque diferente y cada uno de ellos se analizará a continuación.
Nivel 1: el componente o sistema
Este tipo de problema existe dentro del propio mundo del componente o del sistema. Se trata de un fallo
simple y estándar con una solución simple y estándar. Es la actividad normal y cotidiana del solucionador
de problemas. Las tablas de localización de averías o el sentido común suelen ser suficientes para resolver
estos problemas.
Este sistema o componente funciona mal o ha fallado por completo. Compruebe las entradas, salidas, etc.
Solucione los problemas dentro de la unidad/sistema. Conozca el funcionamiento del sistema y siga las
prácticas normales de resolución de problemas.
Nivel 2: el sistema y su entorno
Un sistema falla o "actúa" durante alguna parte de su funcionamiento. Puede recuperarse y no mostrar más
síntomas o puede fallar de forma intermitente. Puede funcionar bien en tierra o en el taller cuando se
prueba, pero la avería sigue apareciendo en el aire durante la operación de vuelo normal.
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