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el/la representante telefónico/a facilitará información del servicio y tomará
los pedidos por teléfono, fax o e-mail.
Desde el punto de vista del/la cliente/a, todos los aspectos del cambio
al telemarketing son favorables. El nuevo sistema responde con mayor
rapidez a las necesidades del/la cliente/a y es mucho menos inoportuno.
Aunque no existe el contacto “cara a cara”, lo cierto es que ha aumentado la
comunicación entre la empresa y el/la cliente/a merced al telemarketing y
éste/a percibe que la empresa ha mejorado la calidad del servicio.
Desde el punto de vista de la empresa, como proveedora, atender
ahora la cuenta del/la cliente/a es considerablemente más barato, recuerda
que una de las ventajas del teléfono es que se ahorra tiempo y dinero en
desplazamientos. Si sumamos el número de minutos hablado telefónicamente
veremos que son muchos menos que los que hubiéramos empleado en el
caso de ir personalmente, incluso hablamos no de minutos u horas, sino de
días y, por el contrario, el ahorro de tiempo dedicado al/la cliente/a es algo
que éste/a no nota porque se ha cuadriplicado el contacto con él/ella, ya sea,
como hemos citado, a través del fax, del e-mail o del teléfono como
herramientas de trabajo.
Cualquier compañía que emplee en la actualidad un equipo de ventas
externo debe evaluar con detalle esa práctica y considerar las alternativas. Si
la mayor parte del equipo de ventas se dedica sencillamente a recorrer un
circuito tomando pedido, es evidente que necesitan un cambio. No obstante,
hemos de considerar que no todos los productos tienen una alternativa fácil
a la venta cara a cara. Por ejemplo, productos que sean de consumo y de
caducidad rápida, obligan a efectuar entregas periódicas frecuentes, a
ordenar existencias, a retirar los paquetes con fecha caducada, etc. Si
apartamos al/la representante cara a cara de estas labores, reduciríamos el
valor de servicio que percibe el/la cliente/a, al limitarse la empresa a la
entrega.
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