Page 238 - La Constitución de los atenienses
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LA CONSTITUCIÓN  DE LOS ATENIENSES



           aprobado  en  415,  durante  la  expedición  a  Sicilia  (cf.  escolio  a


           Aristófanes, Aves  1297),  en  el  que  se  establecía  la  prohibición  de

           ridiculizar  a  los  funcionarios  del  gobierno;  se  ha  pensado  que  el

           Anónimo  podría  referirse  a  éste  y  no  al  de  Moríquides  (Müller-

           Strübing  1884).  Habrá que notar que,  en este caso, se trata de  una

           prohibición  de  ridiculizar  a particulares,  no  al  pueblo;  que  es  lo

           contrario  de  lo  que  dice  el Anónimo.  De  tal  modo,  al  parecer  el

           Anónimo no  se  refiere a ninguno  de los dos decretos.

               Para Mastromarco,  el Anónimo no alude a un decreto  específi­

           co,  sino a un acontecimiento particularmente relevante,  muy pro­

           bablemente a la acusación  que  Cleón  presentó  contra Aristófanes

           por haber denigrado  a la ciudad frente a los aliados en la represen­

           tación  de  la  comedia  vencedora Los  Babilonios,  en  426  (terminus

          post quem  del  decreto  prohibitorio).  Ya antes  Kalinka  (1913:  12)

           había pensado que el  opúsculo se refería a este suceso, y había ob­

           servado, además, que,  en las Leneas  del 424, Aristófanes  había ri­

           diculizado al demos en su comedia Los  Caballeros,  de modo  que la

           obra  anónima  no  podía  haber  sido  escrita  después  de  esta  fecha,

           porque  no  se  podía  afirmar  a  partir  de  entonces  que  no  estaba

           permitido  burlarse  del  pueblo.  Mastromarco  consideraba  que  en

           Los  Caballeros,  en  realidad,  Aristófanes  ataca  nuevamente  a su  ri­

           val  Cleón,  continuando  esa  disputa  memorable.  El Anónimo  no


           se  refiere  a la ridiculización  del demos,  sino  a la de los particulares
           mencionados  en  la  segunda parte  del  parágrafo,  lo  cual  no  debía


           resultar  extraño,  pues  los  comediógrafos  se  mofaban  sobre  todo

           de  personajes  importantes  de  la vida  pública  (cf.  Aristófanes,  Paz

           751-752).  Las  burlas  de  Aristófanes  contra  un  personaje  impor­

           tante  en  424  habían  sido  célebres,  y  la  propaganda  democrática

           podría  haber  utilizado  el  éxito  alcanzado  por  aquella  representa*




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