Page 27 - La Constitución de los atenienses
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INTRODUCCIÓN
el texto podría analizarse como si fuera un diálogo, un dis
curso, o inclusive como un reporte o un ejercicio de escuela.
Por nuestra parte, lo consideramos como un discurso, de
bido fundamentalmente a su coherencia discursiva, como
después veremos, además de la forma en que se designa al
autor de la obra: “el orador Jenofonte”, y no sólo con el
nombre propio (sin embargo, cf. nota al título, y Treu 1966:
coll. 1933-4). Este discurso habría sido pronunciado a con
tinuación de otros discursos o intervenciones, como lo su
giere la partícula inicial δέ, las objeciones que se plantea el
propio autor, del tipo: “se podría pensar q u e ...”, la sintaxis
cargada de anacolutos y de repeticiones, además de la pasión
que se trasmite, todo lo cual refleja un contexto oral
agonístico. Tal vez sería demasiado pensar en una “relación”
originalmente oral que fue después puesta por escrito,
“como una versión casi estenográfica” (Flores 1982: 30, que
no afirma lo último, pero lo avala). Es probable que se trata
ra de un texto escrito para ser aprendido de memoria y reci
tado en los círculos oligárquicos, como sucedía en la
enseñanza de la retórica y en la práctica judicial. Flores
(1982: 20) es muy claro cuando afirma: “se trata más bien
de un texto para una participación política directa que pre
senta ciertamente un análisis sociológico, el cual sin embar
go, no acaba en sí, sino que es instrumento que tiene como
finalidad la política, el hacer política tout couri\
Más específicamente, lo consideramos como un discurso
epidictico. Aunque el fin de este género de discursos es fun-
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