Page 107 - Manual atención al público
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Este  es  el  motivo  por  el  que  muchas  personas  perciben  el  conflicto
                  como intrínsecamente malo y que, por lo tanto, hay que eludir, puesto que

                  así lograremos alejar de nosotros/as sus consecuencias fatales. Sin embargo,
                  la premisa que debería manejarse es la contraria, porque lo malo no es el

                  conflicto,  sino  permitir  que  crezca  en  la  oscuridad  y  genere  todo  tipo  de
                  podredumbre  a  su  alrededor.  Si  no  nos  ponemos  manos  a  la  obra  y

                  gestionamos  adecuadamente  el  conflicto,  el  tiempo  se  encargará  de
                  aumentar su tamaño e irracionalidad, lo que hará más costosa cuando no

                  imposible  su  solución.  Lo  malo  no  es  entonces  el  conflicto,  sino  su  mala
                  gestión.


                         El conflicto es condición para la reflexión y, por lo tanto, para el avance

                  en  cualquier  campo.  Nos  impulsa  a  pensar,  idear  y  resolver.  Aunque
                  curiosamente a las organizaciones les gusta que las personas que las integran

                  simulen  estar  en  conflicto,  un  buen  equipo  suele  necesitar  de  un/a

                  provocador/a que lo agite, porque no hay nada más tóxico que un problema
                  atragantado por defecto de comunicación.


                  6.4.3. FASES EN LA RESOLUCIÓN DE UN CONFLICTO. DIAGNÓSTICO


                         Ante un conflicto, el/la conserje tiene la responsabilidad de gestionarlo
                  adecuadamente, para ello, debe detectar la existencia de conflicto, valiéndose

                  de la interpretación de los signos que en el día a día se dan en su entorno.

                  Debe  interpretar  lo  que  está  pasando,  a  partir  de  la  lectura  de  los
                  comportamientos observables, por tanto, debe desarrollar un cierto sentido
                  de observación, una buena capacidad de interpretación y un agudo instinto

                  de sospecha.

                         Algunas de las preguntas claves que debemos hacernos con el fin de

                  detectar la existencia de conflicto son:


                  •     ¿Cuál es el alcance del conflicto?  Necesitamos  saber  a  quién  afecta  el
                        conflicto, no sólo en cuanto a las personas, sino también en cuanto a los

                        procesos  y  desarrollos  a  los  que  compromete.  La  complejidad  de  su
                        gestión aumentará si las personas o los procesos afectados son claves

                        dentro de la organización.




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