Page 726 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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quitaron sus vestiduras blancas y se pusieron otras negras la habitación se llenó de
colgaduras azabache y se retiraron las mesas Se vendaron los ojos de las personas
reales con seis pañuelos negros de tafetán y se colocaron seis ataúdes en el centro de
la habitación. Entró un verdugo moro vestido de negro y con un hacha, que fue
decapitando, una a una, a las seis personas reales La sangre de cada una se recogió en
una copa de oro que se colocó en los ataúdes, junto con el cuerpo. También fue
decapitado el verdugo, cuya cabeza se colocó en un cofre pequeño.
Virgo Lucífera, después de asegurar a C. R. C. y a sus compañeros que todo
saldría bien si eran fieles y cumplían lo prometido, ordenó a los pajes que los
condujeran a sus habitaciones para pasar la noche, mientras ella se quedaba a velar a
los muertos. A eso de la medianoche, C. R. C. despertó de pronto y, al mirar por la
ventana, vio siete embarcaciones que navegaban por un lago. Sobre cada una
revoloteaba una llama: supuso que serían los espíritus de los decapitados. Cuando las
naves llegaron a la orilla,Virgo Lucífera las recibió y en cada una de las seis
embarcaciones se puso un ataúd tapado. En cuanto se despacharon así los ataúdes, se
apagaron las luces y las llamas regresaron al otro lado del lago, de modo que solo
quedó una luz de guardia en cada uno de los barcos. Después de observar aquella
extraña ceremonia. C. R. C. volvió a la cama y durmió hasta la mañana siguiente.
El quinto día
C. R. C. se levantó al alba y rogó a su paje que le enseñara otros tesoros del palacio,
de modo que este lo hizo bajar muchos escalones y lo condujo hasta una gran puerta
de hierro con una inscripción curiosa, que él copió con sumo cuidado. La atravesó y
se encontró en el tesoro real, cuya luz procedía exclusivamente de unos carbúnculos
enormes. En el centro estaba el sepulcro triangular de lady Venus. El paje levantó una
puerta de cobre que había en el suelo e hizo entrar a C. R. C. en una cripta en la que
había una cama inmensa sobre la cual, cuando su guía levantó el cobertor, C. R. C.
vio el cuerpo de Venus. A continuación, guiado por su paje, C. R. C. volvió junto a
sus compañeros, pero no les contó nada de su experiencia.
Virgo Lucífera, vestida de terciopelo negro y acompañada por sus vírgenes,
condujo entonces a los invitados al patio, donde había seis féretros, cada uno con
ocho portadores. C. R. C. era el único del grupo de «artistas» que sospechaba que los
cuerpos de los reyes ya no estaban en aquellos ataúdes. Bajaron los ataúdes a sus
tumbas e hicieron rodar encima grandes piedras. Virgo Lucífera rezó entonces una