Page 507 - Dune
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abierta hacia el Emperador, mostrando la pequeña aguja clavada entre sus dedos—.
¿Veis, Majestad? —indicó—. ¿Veis la aguja de vuestro traidor? ¿Creíais acaso que
yo, que he dedicado toda mi vida al servicio de los Atreides, podía ofrecerles hoy
menos que esto?
Paul trastabilló cuando el anciano se derrumbó entre sus brazos, y reconoció la
flaccidez de la muerte. Con suavidad, depositó a Hawat en el suelo, se irguió e hizo
un gesto a sus guardias para que se llevaran el cuerpo.
El silencio más absoluto reinó en la estancia hasta que su orden fue cumplida.
El rostro del Emperador estaba pálido como el de un muerto. Sus ojos, que nunca
habían admitido el miedo, lo estaban mostrando ahora por primera vez.
—Majestad —dijo Paul, y captó el gesto de sorpresa en la Princesa Real. Había
pronunciado aquella palabra con la controlada entonación Bene Gesserit, cargándola
con todo el desprecio que Paul pudo poner en ella.
Es realmente una Bene Gesserit, pensó Paul.
El Emperador carraspeó.
—Quizá mi respetado consanguíneo crea que todo va a ir ahora según sus deseos
—dijo—. Nada más lejos que eso. Ha violado la Convención, ha usado atómicas
contra…
—He usado atómicas contra un obstáculo natural del desierto —dijo Paul—.
Estaba en mi camino, y tenía prisa por llegar hasta vos, Majestad, para pediros
algunas explicaciones acerca de vuestras extrañas actividades.
—Todos los ejércitos de las Grandes Casas están en el espacio ahora, orbitando
Arrakis —dijo el Emperador—. Esperan tan sólo una palabra mía y…
—Oh, sí —dijo Paul—. Casi los había olvidado. —Buscó entre el séquito del
Emperador hasta ver los rostros de los dos elementos de la Cofradía, y miró a Gurney
—: ¿están aquí aquellos dos agentes de la Cofradía, aquellos dos hombres gordos
vestidos de gris?
—Sí, mi Señor.
—Vosotros dos —dijo Paul, señalándoles—, salid inmediatamente y enviad
mensajes para que la flota vuelva ahora mismo a casa. Después de esto, aguardad mi
autorización antes de…
—¡La Cofradía no acepta tus órdenes! —gritó el más alto de los dos. Él y su
compañero avanzaron hacia la barrera de lanzas, que fue alzada a un gesto de Paul.
Los dos hombres se le acercaron, y el más alto levantó un brazo hacia él—. Más bien
vas a conocer lo que es un embargo por tu…
—Si oigo alguna otra estupidez de este tipo por parte de vosotros dos —dijo Paul
—, daré orden de que sea destruida toda la producción de especia de Arrakis… para
siempre.
—¿Estás loco? —exclamó el más alto de los hombres de la Cofradía. Dio medio
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