Page 50 - Alejandro Casona
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MAURICIO.
                  Y no saben mentir; cuando te mira una vez ya lo ha dicho todo.
                  (Avanza sonriente hacia Genoveva tendiéndole la mano.)  Supongo
                  que ésta es la famosa Genoveva.

                  BALBOA.
                  La misma.

                  GENOVEVA.
                  ¿Conocía mi nombre el señor?

                  MAURICIO.
                  La abuela me escribía siempre todo lo bueno de esta casa; y entre lo
                  bueno no podía faltar usted. Dos hijos emigrados en México, y otro
                  en un barco del Pacífico ¿no? ¿Todos bien?

                  GENOVEVA.
                  Bien. Muchas gracias, señor.  (Vuelve la doncella con el resto del
                  equipaje.)

                  FELISA.
                  Dice el chofer que si vuelve a la aduana a buscar los baúles.

                  ISABEL.
                  Mañana; por esta noche con el equipaje de mano sobra.

                  MAURICIO.
                  Súbanlo, por favor.  (Ayudando a la doncella.)  Y entre nosotros no
                  tiene por qué llamarle "el chofer". Llámele simplemente Manolo, como
                  los domingos. (Guiña un ojo. La Doncella ríe ruborizada.)

                  FELISA.
                  Gracias. (Subiendo el equipaje con Genoveva.) Simpático, ¿eh?

                  GENOVEVA.
                  Simpático. Y señor. (Mauricio contempla la casa extasiado.)



                                        MAURICIO, ISABEL, la ABUELA,  BALBOA

                  MAURICIO.
                  La casa otra vez... ¡por fin! Y todo como entonces: la mesa familiar
                  de cedro, los abanicos de rigodón, la poltrona de los buenos
                  consejos...
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