Page 53 - Alejandro Casona
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ABUELA.
                  ¿Y a los tres años ya se besan así por allá? Por lo visto la tierra
                  manda mucho.

                  MAURICIO.
                  ¿Lo estás viendo? Siempre esa dichosa timidez. ¿Qué va a pensar la
                  abuela de nosotros y del Canadá? ¡Un poco de patriotismo!

                  ISABEL.
                  Tonto.  (Vuelven a besarse, ahora  apasionadamente; un poco
                  excesivo por parte de Isabel. La Abuela sonríe encantada. Las
                  criadas, que aparecen en lo alto de la escalera, también. Balboa tose
                  inquieto, cortando.)



                                              DICHOS, GENOVEVA y FELISA

                  BALBOA.
                  ¡Muy bien! Pacto sellado. ¿Y ahora  no sería cosa de pensar algo
                  práctico? Quizá estén cansados; quizá tengan hambre. ¡Genoveva!
                  (Bajan las dos.)

                  MAURICIO.
                  Ni hablar de eso. En el barco  no se hace más que comer a todas
                  horas.

                  ISABEL.
                  Yo lo que quisiera es cambiarme un poco.

                  ABUELA.
                  ¿De verdad no vais a tomar nada? Genoveva se había esmerado
                  tanto preparando la cena.

                  GENOVEVA.
                  Después de todo, más vale así.  Con tantas cosas se me había
                  olvidado la cocina; y el ponche caliente ya estará frío y el caldo frío
                  ya estará caliente.

                  ABUELA.
                  Por lo menos hay una cosa que no puedes rechazarme. ¿Te acuerdas
                  cuando volvías del colegio gritando?...

                  MAURICIO.—(Con ilusión exagerada.)
                  ¡No...! ¿Torta de nuez con miel de abejas?
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