Page 54 - Alejandro Casona
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ABUELA.—(Feliz, a Genoveva.)
                  ¿Lo oye? Cosas pequeñas ¿eh? ¡Cosas pequeñas! Pronto, sáquelas del
                  horno, y antes que se enfríen, una dedada de miel bien fina por
                  encima.

                  GENOVEVA.
                  En seguida.

                  FELISA.
                  ¿Algo más, señora?

                  ABUELA.
                  Nada, Felisa; buenas noches.

                  FELISA.
                  Buenas noches a todos. (Una inclinación especial a Mauricio.) Buenas
                  noches, señor. (Sale con Genoveva.)



                                         ABUELA,  ISABEL,  MAURICIO,  BALBOA

                  ABUELA.
                  Ven, Isabel, voy a mostrarte tu cuarto. Y a ver si no me das la razón.

                  ISABEL.
                  ¿En qué, abuela?

                  ABUELA.
                  Una discusión con el viejo. Imagínate que se había empeñado en
                  poner dos camas gemelas; que si los tiempos, que si patatín, que si
                  patatán. Pero nosotras a la antigua ¿verdad, hija? ¡Como Dios
                  manda!

                  ISABEL.—(Sobresaltada.)
                  ¿A la antigua?

                  BALBOA.—(Rápido en voz baja.)
                  Hay al lado otra habitación comunicada. Esté tranquila.

                  ABUELA.
                  ¿No me contestas, Isabel?

                  ISABEL.
                  Sí, abuela; como manda Dios. Vamos.

                  BALBOA.
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