Page 52 - Alejandro Casona
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ISABEL.
                  ¡Abuela...! (Se echa en sus brazos. El juego la ha ganado y solloza
                  ahogadamente.)

                  ABUELA.
                  ¿Pero qué te pasa, criatura? ¿Ahora vas a llorar tú?

                  MAURICIO.
                  No hay que hacerle caso; es una sentimental. ¿No has oído que
                  siempre había soñado una casa así?

                  ABUELA.
                  ¡Y la tendrá, no faltaba más! ¿O para qué es arquitecto su marido?

                  MAURICIO.
                  Las casas viejas no las hacemos los arquitectos. Las hace el tiempo.

                  ABUELA.
                  Pon tú lo de fuera y basta. Lo  de dentro ya lo pondrá ella.
                  ¿Prometido?

                  MAURICIO.
                  Prometido.

                  ABUELA.
                  ¿Así nada más? Aquí en tu tierra cuando un marido hace una
                  promesa la firma de otra manera.

                  BALBOA.
                  Quizá Isabel no sepa las costumbres.

                  ISABEL.
                  Sí, abuelo.  (Besa a Mauricio en la mejilla.)  Gracias, querido.  (A la
                  abuela.) ¿Así?

                  ABUELA.—(Un poco decepcionada.)
                  Eso, allá vosotros. Si no recuerdo mal apenas lleváis tres años de
                  casados.

                  MAURICIO.
                  Por ahí.

                  ABUELA.
                  Por ahí no. Tres exactamente el seis de octubre.

                  ISABEL.
                  Justo; el seis de octubre.
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