Page 113 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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la ciudad. Descubren a sus pies a los griegos, atareados en
sus barcos, deseosos de abandonar cuanto antes aquel lu
gar. Los capturan como si fueran atunes, y se los comen
igual que si fueran peces. Todos los camaradas de Ulises,
salvo los que se encontraban en el barco que él había ca
muflado cuidadosamente, perecen. Ulises zarpa con una
única nave y su tripulación.
La solitaria nave arriba a la isla de Ea, en el Mediterráneo.
Ulises y sus compañeros encuentran un lugar para amarrar el
barco, y después se aventuran un poco en tierra firme. Hay
unas rocas, un bosque, vegetación. Pero los marineros, ai igual
que Ulises, se han vuelto desconfiados. Uno de ellos se niega
incluso a dejar el barco. Ulises anima a los otros a explorar la
isla. Una veintena de marinos se despliegan como ojeadores y
descubren una hermosa mansión, un palacio rodeado de flo
res, donde todo parece tranquilo. Lo único que les inquieta
un poco, que les parece extraño, es que en los alrededores, en
los jardines, hay gran número de animales salvajes, lobos y
leones, que se les acercan la mar de tranquilos y se restregan
mansamente contra sus piernas. Los marineros se asombran,
pero se dicen que quizá se trate de un mundo al revés, un
mundo desconocido donde, si las bestias salvajes son pacíficas,
tal vez los humanos sean especialmente agresivos. Llaman a
la puerta y acude a abrirles una joven bellísima. Estaba
tejiendo e hilando mientras cantaba con una voz muy dulce.
Les hace pasar, los invita a sentarse, les ofrece una bebida en
señal de hospitalidad. Y arroja en esa bebida una poción que
hace que, nada más beber una gota, se conviertan en cerdos.
Todos ellos, de los pies a la cabeza, han tomado el aspecto de
cochinos, han adquirido sus cerdas, su voz, su paso y su
alimento. Circe —así se llama la hechicera—se regocija de ver
esos puercos, recién incorporados a su bestiario. Se apresura
a encerrarlos en una pocilga, donde les sirve la pitanza habi
tual de esos animales.
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