Page 181 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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Edipo  lo  interroga,  pero Tiresias se  niega  a  contestar.
        Sostiene que no sabe nada.  Indignación  de Edipo, que no
        siente demasiado respeto por el adivino. ¿Acaso no ha sido
        más inteligente y más  sabio que él?  Sólo con su inteligen­
        cia,  sólo  con  su  capacidad  de  discernimiento  de  hombre
        razonable,  ha  encontrado  la  respuesta  al  enigma  mientras
        que Tiresias,  con su  inspiración y los  signos  que descifra,
        era  incapaz  de  darla.  Edipo  se  enfrenta  a  un  muro,  pero
        no  a  un  muro  de  ignorancia,  ya  que  Tiresias  se  niega  a
        desvelar lo que sabe por intervención de la sabiduría divi­
        na.  Lo sabe todo:  quién ha matado a Layo y quién es Edi­
        po, porque está en contacto con Apolo, su señor. Apolo es
        el que ha predicho:  «Matarás  a  tu  padre,  te  acostarás con
        tu madre.» Tiresias entiende lo que representa Edipo en la
        desgracia de Tebas,  pero  no  quiere soltar prenda.  Está de­
        cidido a no decir nada, y llega el momento en que Edipo,
        al que tal testarudez saca de quicio,  piensa que esa negati­
        va no puede ser fruto del azar. Tiresias y Creonte deben de
        estar conspirando  contra  él  para desestabilizarlo y arreba­
        tarle el trono. Imagina que Creonte se ha puesto de acuer­
        do con Tiresias,  que  es  posible  incluso  que haya sobornado
        al  adivino y que  la embajada enviada a  Delfos  participara
        también en la conspiración.
            La cólera invade a Edipo, que empieza a ver fantasmas
        y decide que  Creonte debe abandonar la ciudad inmedia­
        tamente:  sospecha  que  ha organizado  la  muerte  de  Layo.
        Si Creonte deseaba la muerte de Layo para ejercer la sobe­
        ranía a través de su hermana Yocasta,  es posible que sea él
        quien haya organizado el ataque. La cumbre del Estado de
        Tebas  se encuentra ahora azotada por las fuerzas de la de­
        sunión,  del enfrentamiento abierto.  Edipo quiere expulsar
        a  Creonte  y Yocasta  interviene.  Intenta  restablecer  la  ar­
        monía  entre  los  dos  hombres,  los  dos  linajes.  No  existe,
        por un lado,  el linaje  puro  de Cadmo y, por el otro, el  de


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