Page 182 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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los Espartoi. Ambas descendencias se han mezclado cons
tantemente. Tanto Lábdaco como Layo y Edipo tienen en
su ascendencia a los Espartoi. Yocasta, por su parte, ha sa
lido directamente de Equión, que representa algo terrible
mente inquietante. Así pues, la ciudad está desgarrada,
los jefes luchan entre sí, se odian, y Edipo prosigue su in
vestigación.
Un testigo de primera mano, al que convendría con
sultar, es el hombre que estaba con Layo en el momento
del drama y que se escapó. Ha contado a su vuelta que,
en una emboscada, unos bandidos habían atacado el ca
rruaje real en el camino de Delfos, matando a Layo y al
cochero. La primera vez que le cuentan a Edipo este rela
to de la muerte de Layo, se siente un poco inquieto en su
papel de juez de instrucción: le dicen que el hecho ocu
rrió en una encrucijada de tres direcciones en un camino
angosto, cerca de Delfos; él conoce perfectamente esa en
crucijada, ese camino angosto. Lo que lo tranquiliza es
que, si bien ignora a quien ha matado, sabe que cami
naba en solitario mientras que «son unos bandidos los
agresores de Layo». Sigue un razonamiento muy simple:
«Unos bandidos..., por lo tanto, no fui yo. Hay dos histo
rias diferentes. Yo encontré a un hombre en su carro que
me golpeó, después pasó el carro de Layo, que fue ataca
do por esos bandidos, se trata de dos historias completa
mente diferentes.»
Así pues, Edipo quiere que comparezca la persona que
estaba presente cuando ocurrieron los hechos y se pregun
ta qué ha sido de él. Le contestan que ese hombre, des
pués de su regreso a Tebas, no ha puesto prácticamente los
pies en la ciudad, se ha retirado al campo y ya no se le ve.
Extraño. Es preciso hacerle venir y plantearle la pregunta
de en qué condiciones ocurrió el ataque. Hacen venir al
infeliz criado de Layo. Edipo le tira de la lengua en su pa-
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