Page 189 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 189

----------





           que  advirtiesen  que  por  verlos  en  discordia  podrían  levantarse  otros  curacas
           y  sujetarlos,  hallándolos  flacos  y  debilitados,  y  quitarles  los  estados  y  borrar
           del  mundo  la  memoria  de  sus  antepasados,  todo  lo  cual  se  conservaba  y  au-
           rrrntara  con  la  paz.  Mandóles  asimismo  que  echasen  por  tal  y  tal  parte  las
           mojoneras  de  sus  términos  y  que  no  las  rompiesen.  Díjoles  a  lo  último  que
           su  Dios  el  Sol  lo  mandaba  y  ordenaba  así  para  que  tuviesen  paz  y  viviesen
           en  descanso,  y  que  el  Inca  lo  confirmaba,  so  pena  de  castigar  severamente
           al  que  lo  quebrantase,  pues  lo  habían  hecho  juez  de  sus  diferencias.
               Los  curacas  respondieron  que  obedecerían  a  Su  Majestad  llanamente,
           y,  por el  afición  que  a  su  servicio  habían  cobrado,  serían  amigos  verdaderos.
           Después  los  caciques  Cari  y  Chipana  trataron  entre  si  las  leyes  del  Inca,  el
           gobierno  de  su  casa  y  corte  y  de  todo  su  reino,  la  mansedumbre  con  que
           procedía  en  la  guerra  y  la  justicia  que  a  todos  hacía  sin  permitir  agravio  a
           ninguno.  Particularmente  notaron  la  suavidad  e  igualdad  con  que  ellos  dos
           habían  usado,  y  cuán  justificada  había  sido  la  partición  de  sus  tierras.  Todo
           lo  cual  bien  mirado  con  los  deudos  y  súbditos  que  consigo  tenían,  determi-
           naron entre  todos  de  entregarse  al  Inca y  ser  sus  vasallos.  También  lo  hicie-
           ron  porque  vieron  que  el  Imperio del  Inca  llegaba  ya  muy  cerca  de  sus  es-
           tados  y  que otro  día  se  los  había  de  ganar  con  fuerza,  porque  ellos  no  eran
           poderosos  para  resistirle.  Quisieron  como  discretos  ser  vasallos  voluntarios
           y  no  forzados,  por  no  perder  los  méritos  que  los  tales  adquirían  con  los  In-
           cas.  Con  este  acuerdo  se  pusieron  ante  él y  le  dijeron  suplicaban  a  Su  Ma-
           jestad los  recibiese  en  su  servicio,  que  querían  ser  vasallos  y  criados  del  hiío
           del  Sol,  y que desde luego le entregaban sus  estados;  que Su  Majestad enviase
           gobernadores  y  ministros  que  enseñasen  a  aquellos  nuevos  súbditos  lo  que
           hubiesen  de  hacer  en  su  servicio.
               El  Inca  dijo  que  les  agradecía  su  buen  ánimo  y  tendría  cuenta  de  ha-
           cerles  merced  en  todas  ocasiones.  Mandóles  dar  mucha  ropa  de  vestir,  de
           la  del  Inca  pare  los  caciques,  y  de  la  otra,  no  tan  subida,  para  sus  parien-
           tes;  hízoles  otras  mercedes  de  mucho  favor  y  estima,  con  que  los  curacas
           quedaron muy contentos. De  esta manera  redujo  el  Inca a  su  Imperio muchas
           provincias  y  pueblos  que  en  el  distrito  de  Collasuyu  poseían  aquellos  dos
           caciques,  que  entre  otros  fueron  Pocoata,  Murumuru,  Maccha,  Caracara  y
           todo lo  que hay al  levante  de  estas  provincias  hasta  la  gran  cordillera de  los
           Antis,  y  más  todo  aquel  despoblado  grande  que  llega  hasta  los  términos  de
           la  gran  provincia  llamada  Tapac-ri,  que  los  españoles  llaman  Tapacari,  el
           cual  despoblado  tiene  más  de  treinta  leguas  de  travesía  de  tierra  muy  fría
           y,  por  serlo  tanto,  está  despoblada  de  habitantes,  pero,  por  los  muchos
           pastos  que  tiene,  llena  de  innumerable  ganado  bravo  y  doméstico  y  de  mu-
           chas  fuentes  de  agua  tan  caliente  que  no  pueden  tener  la  mano  dentro  un
           avemaría,  y  en  el  vaho  que  el  agua  echa  al  salir  se  ve  dónde  está  la  fuente,
           aunque  esté  lejos.  Y  esta  agua  caliente  toda  hiede  a  piedra  azufre,  y  es  de
           notar  que  entre  estas  fuentes  de  agua  tan  caliente  hay  otras  de  agua  fri-

                                           150
   184   185   186   187   188   189   190   191   192   193   194