Page 251 - DERECHO INDÍGENA Y DERECHOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA (1988)
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Independientemente del carácter meramente descriptivo que posee el
informe de Naciones Unida, resulta interesante constatar el mismo con
investigaciones recientes en este campo. En efecto, una cosa son las “buenas
intenciones” que aparecen en leyes y planes de los organismos estatales o para
estatales y otra cosa son las duras realidades sociológicas del país que siguen
mostrando la existencia de discriminación educativa contra el indígena, ausencia
de resultados efectivos en los distintos programas y mecanismos puestos en
marcha para "integrar" al indígena a la cultura nacional y, en términos generales,
agravamiento de la crisis educativa que padece el país.
Así, la investigadora francesa Catherine Vigor se ha referido a esta
situación como la "política de hacer creer" o de "aparentar" según la cual en lugar
de atacar los problemas en su base misma el gobierno se contenta con hacer
planes o crear instituciones que desvíen la atención de los verdaderos
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problemas .
Así, el Plan Nacional de Educación reconoce problemas educativos tales
como el contenido de los programas escolares, extraños por completo al medio
rural e indígena. Se hace ver que la transmisión de la cultura se realiza en lengua
española "que permanece desconocida por una parte significativa de la
población". Se habla de que fenómenos negativos tales como la deserción escolar
o la repetición de qué ciclos están ligados “... al sistema de evaluación, a los
métodos pasivos de enseñanza, a la falta de material, a la naturaleza demasiado
académica de los contenidos, al carácter repetitivo y memorístico de la
enseñanza...". Se hace ver también que "la perspectiva de seis años de estudio se
presenta como excesiva para niños que pertenecen a familias rurales puesto que
éstas cuentan con el trabajo de los hijos a partir de muy temprana edad lo cual
obliga a los niños a integrarse a la fuerza de trabajo hacia la edad de diez años.
Esta situación se agrava si se toma en cuenta que la educación que los niños
reciben es formal, alejada de su realidad y no le proporciona ningún mejoramiento
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significativo de su capacidad real de trabajo” .
En cuanto a la educación de la población indígena. Vigor se refiere al hecho
contradictorio que aunque casi todas las aldeas que ella visitó durante su
investigación de campo en la región de Quetzaltenango poseían una escuela, y
que esto era visto como signo de progreso por la población local, los datos
estadísticos indicaban un desinterés creciente de los indígenas por inscribir a sus
hijos en la escuela, lo que se explica porque:
... los indígenas pauperizados del altiplano, obsesionados por la preocupación
alimentaria -muchas familias viven con cincuenta centavos por día- no pueden
prestar atención, casi totalmente centrada en la sobrevivencia física, a los
llamados de inscripción escolar. Los padres que no puedan encontrar el tiempo
suficiente para asegurar el sustento de la familia concentran sus esfuerzos físicos
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Vigor (1980).
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Op. cit., pp. 299-300.
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