Page 133 - Mahabharata
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1. El comienzo 113
Capítulo XXXVI
ARJUNA VENCE EN EL SWAYAMVARA
OMO una llama repentina surgiendo en medio de un montón de cenizas, Arjuna
C se puso de pie. Krishna había estado esperando aquel momento y tomando la
mano de su hermano Balarama la apretaba con emoción. Sus ojos estaban fijos en aquel
joven brahmín. Nadie en el salón sabía quién era, excepto Krishna, Balarama, Dhaumya,
Bhishma y naturalmente los pandavas. Arjuna subió al escenario y dirigiéndose a
Dhrishtadyumna le dijo:
—¿Se le permite a un brahmín tratar de derribar la diana? Parece que ninguno de los
kshatryas aquí congregados son capaces de superar con éxito la prueba.
Sus ojos recorrieron las caras de los reyes y participantes con una expresión entre
divertida y sarcástica. Dhrishtadyumna le contestó:
—¡Por supuesto! Cualquiera tiene la opción de intentarlo, no importa si es un brahmín,
un kshatrya, un vaysa o incluso un sudra. Supongo que sabes cuál es la prueba; si la
superas con éxito, mi hermana será tu esposa. Te lo aseguro, soy sincero en mi promesa.
Arjuna se acercó al gran arco y se postró ante él. Luego con una ligera sonrisa en
sus labios levantó el arco con su mano izquierda y con su mano derecha tensó la cuerda
disparando una tras otra las cinco flechas. Las cinco hicieron diana perfecta sumando el
impulso de una a la otra hasta hacer que el pez se desprendiese cayendo a tierra.
Los comentarios de admiración y sorpresa de la gente, produjeron un creciente
estruendo ensordecedor. Los brahmanes estaban muy emocionados al ver que uno de
ellos había superado la prueba que los kshatryas habían abandonado por imposible.
Del cielo llovieron flores sobre Arjuna, y Draupadi, con la gracilidad de un cisne, se
levantó dirigiéndose hacia Arjuna y depositó la guirnalda en su cuello. El salón resonó
con el bramido de caracolas, trompetas y todo tipo de instrumentos musicales. Los
cielos resonaron con la música de todos los instrumentos celestiales. Arjuna y Draupadi
formaban una pareja tan hermosa como la de Indra con Sachi, o la de Agni con Swaha,
o la de Vishnu con Lakshmi, como la del Sol con Usha, como la de Manmatha y Rati,
como el señor Sankara con Uma, o como Rama y Sita, como Nala con Damayanti. Arjuna
cogió a Draupadi de la mano y descendió del escenario con ella. El rey Drupada estaba
contento de ver cómo el esposo de su hija era un joven apuesto y noble.
A los reyes, por un momento, pareció que se les había detenido el pulso. Pero
luego la ira se apoderó de ellos y comenzaron a decir: « Este Drupada nos ha insultado
deliberadamente. Con tantos reyes como hay aquí congregados, ha tenido la desfachatez
de entregar su hija a un brahmín; esto es un insulto para nosotros. Si ninguno de nosotros
fue capaz de dar en la diana, su hija debería haberse suicidado antes de entregarse como