Page 164 - Mahabharata
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                                                       Capítulo XLVII
                                     EL INCENDIO DEL BOSQUE KHANDAVA


                    L ruido del incendio podía oírse desde larga distancia. Los dos defensores, Krishna y
               E Arjuna, iban de un lado a otro del bosque cuidando de que ningún ser vivo escapara
               de las llamas. No había absolutamente ninguna posibilidad de escapar, mientras ellos
               dos vigilaban el bosque como mensajeros de la muerte. Había aves que intentaban
               remontarse por encima de las llamas, pero las flechas de Arjuna las alcanzaban y caían
               de nuevo en el fuego. El incendio había crecido hasta tal punto que ya no era posible
               apagarlo y hubo una gran conmoción en los cielos. Las noticias de que el bosque de
               Khandava estaba siendo devorado por Agni llegaron a oídos de Indra. Una comisión
               de los dioses se presentó ante él para pedirle que detuviera el fuego. Indra no podía
               creer que Agni hubiera tenido coraje suficiente como para desafiarlo a él y a sus nubes
               de lluvia, por lo que decidió averiguar cómo había ocurrido.
                   Desde los altos cielos, Indra vio a su hijo Arjuna y a Krishna dispuestos a ayudar
               a Agni a destruir el bosque y decidió defender el bosque de aquel holocausto. De
               repente, el cielo se oscureció con las negras nubes que reunió en un momento. Empezó a
               llover torrencialmente. No era una lluvia normal. Si bien el fuego parecía ser el voraz
               incendio que arrasará el mundo entero al final de los tiempos, también el torrente de
               lluvia parecía el diluvio final. Cada uno por sí solo, podía destruir el mundo. Pero ahora
               se estaban enfrentando el uno al otro, quizá por eso el mundo podía salvarse. Tal era la
               intensidad de estas dos fuerzas de la naturaleza. Las lluvias se precipitaban en trombas,
               pero el calor era tan intenso que las aguas se evaporaban antes de llegar a tierra. Indra,
               furioso, llamó a Pushkala y Avartaka, sus nubes favoritas. Entonces la lluvia tomó otro
               cariz; parecían enormes columnas de agua descendiendo sobre la tierra. Arjuna, sin
               preocuparse por esto, cubrió todo el bosque con una extensa y opaca superficie hecha
               con flechas, logrando que ni una sola gota pudiera tocar el bosque.
                   Cuando se produjo el incendio del bosque, Takshaka, el rey de las serpientes se
               encontraba lejos de allí, pero su hijo Asvasena estaba atrapado en el fuego. Él y su madre
               intentaban salir del bosque, pero Arjuna no les dejaba. La madre le decía:

                   —Hijo mío, debes intentar escapar. Yo distraeré la atención de Arjuna para que
               puedas huir.
                   Él tuvo que obedecer a su madre, la cual asomándose por encima de la superficie
               del bosque, atrajo la atención de Arjuna, quien le lanzó tres agudas flechas que hicieron
               blanco en su cuerpo dándole muerte. Indra, viendo el cariz que tomaban las cosas, hizo
               caer sobre Arjuna un repentino diluvio que hizo posible que escapara el príncipe de las
               serpientes. Arjuna, encolerizado por el engaño de que había sido víctima, arremetió
               contra Indra, el cual utilizó todos los astras divinos que poseía. Le lanzó el Vayavyastra y
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