Page 167 - Mahabharata
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Libro 2

                                                    El salón


                                                 (Sabha Parva)









                                                         Capítulo I
                                           MAYA CONSTRUYE UN SABHA


                     RISHNA y Arjuna habían dejado el tronco del árbol e iban caminando hacia el
               K campamento. De repente, oyeron la voz de Maya, el cual cayó a sus pies y dijo:
                   —Por ti me ha sido concedida la vida. Yo soy Maya, el arquitecto de los asuras.
               Quiero demostrar mi gratitud de alguna forma. Quiero hacer algo por ti a cambio de lo
               que has hecho por mi vida.

                   Arjuna le sonrió y le dijo:
                   —Estoy feliz de haber hecho eso por ti, no quiero ningún beneficio. Tengo como
               principio no recibir nada a cambio de mis buenas obras. —Ya se iba a marchar cuando
               otra vez le dijo—: Tú no tienes ninguna obligación conmigo. Ahora somos buenos
               amigos y para mí es suficiente con eso.
                   Se giró para marcharse, pero Maya era insistente y le dijo:
                   —Es justo que digas eso. Yo no quiero darte nada a cambio de tu bondad, sólo quiero
               hacer algo para demostrar mi gratitud.
                   Arjuna no estaba dispuesto a aceptar nada de él, pero vio que Maya era sincero y

               después de recapacitar un poco le respondió:
                   —No aceptaré nada para mí, pero aceptaré tu ofrecimiento para complacerte. Haz
               algo que agrade a Krishna. Eso será lo que me agrade a mí.
                   Maya miró ansiosamente a Krishna y esperó a que él hablara. Krishna, la encarnación
               de Vishnu, había nacido en la tierra con el propósito de establecer el Dharma y sabía
               que había llegado el tiempo en que el mundo tenía que ser sacudido para eliminar la
               presunción de la faz de la tierra. Él era Narayana y Arjuna era Nara. Habían nacido
               en la tierra para cumplir un propósito. La madre Tierra se le había quejado porque ya
               no podía soportar el peso del pecado durante más tiempo. Él le había asegurado que
               vendría para ayudarla. En el ojo de su mente, Krishna vio el futuro del mundo. Vio el
               campo de Kurukshetra sembrado con los cuerpos de los reyes del mundo. Recordó la


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