Page 298 - Mahabharata
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                   —Por favor, no te preocupes por eso, no abusaré de tu bondad dejando que el rey me
               vea, siempre me quedaré en los aposentos interiores, nadie me verá. Si soy insultada mis

               maridos matarán al ofensor. Seré particularmente cuidadosa de que nada ocurra que
               pueda herirte, puedes confiar en mí.
                   Sudeshna se sintió tocada por las palabras amables y cariñosas de Draupadi. Drau-
               padi le dijo:
                   —Tengo sólo dos peticiones más: no comeré comida de las sobras ni daré masajes a
               los pies de nadie; estas tareas desagradarían a mis maridos si las realizara.

                   La reina dijo que nunca tendría que hacer ninguna de esas cosas.

                                                        Capítulo V
                                       EL COMBATE DE LOS LUCHADORES


                    A reina de los pandavas era la que cuidaba de las flores, Yudhisthira era el acom-
               L pañante de Virata, Bhima era un cocinero, Arjuna un maestro de baile, Nakula un
               mozo de establo y Shadeva un pastor. Las ironías del destino son inescrutables, realiza
               sus juegos de las maneras más inimaginablemente perversas. Pero aunque parezca
               extraño decirlo, los pandavas se sentían felices. El rey de Virata era un hombre muy
               noble y su esposa era su perfecta compañera. La princesa era una niña deliciosa. Para
               ellos el tiempo transcurría felizmente en la hermosa ciudad de Virata. Habían pasado
               tres meses, sólo les quedaban nueve meses más.

                   Durante el cuarto mes de su estancia en Virata, se celebró en la ciudad un gran festival
               en honor a Sankara. La celebración incluía una exhibición de lucha. Llegaron luchadores
               de todas partes del mundo para mostrar su valor; se esperaba que la función iba a ser
               impresionante. El rey y toda su corte se sentaron para ver la lucha.
                   Había un luchador que había venido de otras tierras del que decían que era invencible.
               Todos los luchadores de Virata fueron vencidos por él. De pie en medio de la arena gritó
               en voz alta:

                   —Soy el mejor luchador del mundo, no hay nadie que pueda desafiarme, soy más
               poderoso que los leones y los tigres.
                   Su desafío era demasiado grande y el rey se sentía decepcionado de sus hombres. Y
               preguntó:
                   —¿No hay nadie aquí que pueda aceptar el desafío de este hombre y darle una
               lección?

                   Yudhisthira se sentó a su lado y le dijo:
                   —En Indraprastha, cuando yo estaba con el rey Yudhisthira vi a un luchador, observé
               su técnica y estoy seguro que él vencerá a este hombre. Afortunadamente para nosotros
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