Page 299 - Mahabharata
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este hombre está ahora en tu palacio, es el encargado de tu gimnasio; puedes mandarle a
llamar, te aseguro que vencerá a este hombre.
Virata estaba complacido con la sugerencia de Yudhisthira, se sentía feliz de que
hubiera en su corte alguien que pudiera mantener la reputación de Virata, y mandó
buscar a Bhima.
Virata dijo:
—Valala, Kanka me ha dicho que te ha visto luchar en la ciudad de los pandavas.
Dice que puedes vencer a este hombre que está desafiando a todo el mundo; por favor,
dime si puedes luchar con este fanfarrón y vencerle.
Bhima observó al hombre que estaba en medio de la arena, y sabía que podía aceptar
el desafío fácilmente, pero no quería; tenía miedo de que se reconociera su técnica. Esa
era la razón por la que no había intentado intervenir. Pero ahora le había llamado el rey
y además por sugerencia de su hermano Yudhisthira, así que dado que a su hermano le
parecía bien, Bhima decidió luchar. Dijo:
—Mi señor, ciertamente puedo luchar contra este hombre y vencerle fácilmente, el rey
Yudhisthira continuamente alababa mis métodos de lucha, ahora llevo mucho tiempo
contigo y tú me has tratado con mucho cariño. Trataré de pagarte una pequeña parte de
tu amor y tu bondad. Por la gracia del señor Sankara venceré a este hombre y ganaré un
nombre y fama para los Matsyas.
Bhima se preparó para la lucha. Vestido con los típicos atuendos de un luchador
entró en la arena como una pantera furiosa; en el estadio había una excitación salvaje.
Los vítores resonaban por todas partes. La lucha empezó. Bhima rugiendo como
un león comenzó su ataque. Fue una lucha terrible, Bhima luchaba con todo su poder,
estaba ansioso por complacer al rey y no quería dejar mal a su querido hermano, el cual
le había recomendado elogiosamente. El espíritu deportivo y competitivo de Yudhisthira
no podía permitir que aquel hombre se fuera sin respuesta a su desafío. Fue por eso que
sugirió a Bhima que afrontara la lucha. Ahora dependía de él mantener su nombre y su
reputación.
Los dos luchadores parecían como dos grandes nubes de lluvia cargando una contra
la otra. Los espectadores no se movían ni una pulgada, habían cesado los vítores y
estaban totalmente absortos contemplando aquel espectáculo único. Jamás habían visto
nada parecido. Al final, Bhima levantó a su oponente en el aire y le hizo girar dando
vueltas sobre sí mismo como una rueda, hasta que quedó completamente mareado y
finalmente inconsciente. Luego, Bhima lo estrelló contra el suelo y lo mató. El rey
estaba inmensamente complacido con el valor de Bhima. Virata podría jactarse ahora de
tener un luchador que había matado al hombre que hasta entonces había sido el mayor
luchador del mundo.