Page 337 - Mahabharata
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4. Virata                                                                                317


               los pandavas salieran al descubierto. Yo dije: « Si los pandavas aparecen antes de que
               hayan concluido los trece años de exilio, podemos mandarles de nuevo al bosque por

               otro período de doce años. Y ahí tenemos a Arjuna. O es un temerario al revelarse de
               esta manera, o quizá piensa que los días del exilio ya han acabado. Ahora depende de
               nuestro honorable abuelo el aclararnos si los trece años han concluido o no, dado que
               Arjuna ha salido al descubierto para proteger las vacas de Virata. Habíamos decidido
               que Susarma atacara Virata por el lado sur, el octavo día después de la Luna nueva y
               que nosotros debíamos comenzar nuestro ataque el noveno día. Hasta ahora, hemos
               hecho todo de acuerdo al plan preestablecido. No sabemos lo que ha hecho Susarma;
               si ha capturado las vacas y se ha ido o si ha sido vencido por Virata. Si es lo último,
               oficialmente estamos aquí para ayudarle, ya que es nuestro querido amigo. Si ha sido
               vencido y el rey de los matsyas viene para luchar contra nosotros, debemos luchar.
                   Suponiendo que Susarma haya vencido a Virata y que Arjuna haya venido a luchar
               por su cuenta, también en ese caso tenemos que luchar. No entiendo el motivo de todo
               esto: grandes guerreros como Bhishma, Drona y Kripa, sentados en sus carros sin deseos
               de afrontar la lucha sólo porque Arjuna haya aparecido en escena. ¿Qué importa si
               viene? ¿Puede Arjuna sembrar tanto miedo en vuestros corazones? ¿Quién tendría el
               atrevimiento de volver a la ciudad de Hastinapura sin luchar, incluso si viniese Yama o
               el mismo Indra para luchar contra nosotros? Si tú, nuestro preceptor, infundes miedo
               en los corazones de nuestros soldados, ¿qué puedo hacer yo? ¿No crees más bien que
               deberías preparar el ejército haciendo lo que sea necesario? Por favor, no sigas alabando
               a ese Arjuna. Por favor, haz algo que ponga orden entre las tropas, los soldados están
               alterados debido a tus inoportunos comentarios; no es el momento de hacer halagos
               al enemigo. En vez de hacer comentarios sobre el valor de Arjuna, deberías pensar en
               nosotros.

                   Entonces Radheya se acercó y dijo:
                   —Parece que todo el ejército está nervioso, debido a las palabras de nuestro acharya.
               Nadie parece estar dispuesto a luchar, pero a mí no me importa. Aunque se tratase del
               mismo Bhargava o Indra, o de Krishna y Arjuna; no me preocupa. Lucharé contra ellos yo
               solo. Que todo el mundo me vea disparándoles mis afiladas flechas, que volarán agudas
               como serpientes venenosas y matarán a mi enemigo. Haré que su insignia caiga al suelo
               como un árbol arrancado de raíz por una tempestad. Desde hace trece años he estado
               anhelando este encuentro con Arjuna. Me siento feliz de que mi sueño se vuelva realidad.
               Mis flechas volarán tan rápidas y tan continuamente, que la cuerda de mi arco no cesará
               de sonar, igual que el sordo murmullo de las abejas en verano. Cubriré el cuerpo de
               Arjuna con mil flechas. Su forma sangrante parecerá una montaña cubierta de flores
               rojas. Capturaré a Arjuna sacándole de su carro como el sagrado Garuda capturando a la
               serpiente. Complaceré a mi señor y amigo Duryodhana sacando así una espina de su
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