Page 183 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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172 Parte II. — Doctrina espiritual de Abenarabi
propios", aconseja para su más eficaz fruto el uso de un cuaderno o
librito (charida), en el cual el devoto inscriba el catálogo de los vi-
cios y de las virtudes, a fin de ir sucesivamente suprimiendo mediante
una raya cada vicio dominado y cada virtud lograda, a medida que
el examen cotidiano de conciencia le certifique de ello. Un siglo des-
pués de Algazel, otro ilustre maestro sufí de oriente, El Sohrawardí,
precisa todavía más este método del examen particular, en su libro
titulado Awárif al-maárif (1), diciendo: "Toda palabra o movimien-
to, contrarios a la ley de Dios, producen en el corazón un punto ne-
gro... Por eso algunos sufíes, consagrados al ejercicio del examen de
conciencia, escriben en un papel las distintas oraciones del día (2), y
entre cada dos de ellas dejan un blanco; tan pronto como incurren en
un pecado de maledicencia o de otro vicio cualquiera, hacen (en el
blanco correspondiente) una raya; e inmediatamente que caen en una
falta de palabra u obra, inútil para el alma, hacen un punto. De esta
suerte pueden examinar sus pecados y defectos y evitar mediante el
examen de conciencia los asaltos de Satán."
Del islam oriental pasó desde muy pronto esta práctica a la Espa-
ña musulmana: a principios del siglo x de nuestra era consta que ya
la usaba y recomendaba a sus discípulos Abenmasarra de Córdoba,
el cual, durante su permanencia en oriente, debió aprenderla en las es-
cuelas sufíes de Dulnún el egipcio y del persa El Nahrachurí. En otro
lugar hemos examinado al pormenor esta doctrina espiritual de Aben-
masarra, y puesto de relieve el influjo extenso e intenso que ejerció
en el misticismo hispanomusulmán (3). A través de los siglos perpe-
túase en Alandalus esta escuela, y de ella surge, en el xn, Abenarabi,
que es su más insigne representante. Ahora bien, dos de los maestros
de éste, Abuabdala b. Almocháhid y Abuabdala b. Casum, iniciáronle,
según confesión propia (4), en la práctica del examen particular y co-
(1) Edic. Cairo, al margen del lhia, IV, 209.
(2) Es decir, las cinco partes en que se divide el día para la oración litúr-
gica.
(3) Cfr. Asín, Abenmasarra y su escuela, pág. 78.
(4) Cfr. supra, parte primera, I, y Risalat al-cods, § 7. Añádase Fo-
tuhat, I, 275.