Page 185 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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174       Parte  II. — Doctrina espiritual de Abenarabi
        do pensamiento, tan semejante a aquel otro de Santa Teresa cuya
        mística elevación mereció de Leibniz los mayores elogios (1), es para
        Abenarabi la fuente de que mana el sentimiento de la divina presen-
        cia (hodur).
           Los caracteres psicológicos de este sentimiento no aparecen ana-
        lizados con la claridad y penetración que merece su importancia den-
        tro de  la vida mística  (2). Abenarabi  se  limita a mencionarlo de
        pasada en  sus opúsculos,  sin  dedicarle un  artículo  especial; pero
        los tres o cuatro pasajes en que alude a la presencia de Dios bastan
        para barruntar algo de su contenido psicológico. Es, ante todo, un
        acto de fe, una creencia o convicción íntima de que en todo momento
        Dios dirige sus miradas al corazón humano; pero no en el sentido de
        que  el alma, como todo ser, está siempre presente a la omnisciencia
        divina, pues en tal sentido aquel acto de fe versaría sobre un dogma
        teológico, especulativo;  trátase más bien de miradas divinas de un
        singular carácter místico: ellas son el vehículo de las gracias de ilu-
        minación que Dios otorga al alma que bien le place, durante sus co-
        loquios o tratos íntimos con El, y cuya eventual privación implica un
        abandono del alma por Dios (3). Otro de los sentimientos que va im-
         plícito en  el de la divina presencia es un complejo de temor y ver-
        güenza: convencida el alma de que Dios la está mirando, tiembla ante
        la perspectiva de su abandono, si no corresponde a las gracias recibi-
         das, y se cubre de rubor al imaginar que Dios, escudriñando con su
        vista lo más íntimo del corazón, lo encuentre señoreado por alguien que

          (1)  En su Discours de metaphysique, § XXXII y en su carta  (inédita) a
        Morell de 10 dic. 1696 (apud Baruzi, Saint Jean de la Croix, París, 1924, pá-
        ginas 701-702): "Et quant á Sainte Thérése...  j'y trouvai un jour cette belle
        pensée que l'áme doit concevoir les choses comme s'  il n' y avait que Dieu et
        elle au monde." Compárese esta otra sentencia, muy parecida también, de San
         Juan de la Cruz en sus Avisos y sentencias espirituales (núm. 345): "Vive en
         este mundo como  si no hubiera más en  él que Dios y tu alma.'' El texto de
         Santa Teresa (Vida, cap. XIII) dice así: "Hacer cuenta de que no hay en la tie-
         rra sino Dios y  ella  [el alma].
          (2)  Cfr.  Poulain, Les graces d'oraison  (París,  1906),  capítulo  V,  pági-
         nas 65 y siguientes.
           (3)  Amr,  106.
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