Page 247 - cumbres-borrascosas-emily-bronte
P. 247
»—Quítate de delante —me dijo, o más bien creí entenderle,
puesto que sólo hablaba de modo inarticulado.
»—Perdona —repliqué—; pero yo quería a Catalina, y ahora que
ya no vive, debo ocuparme de su hermano... Hindley tiene sus
mismos ojos, que tú has amoratado a golpes, y...
»—¡Levántate, imbécil, si no quieres que te mate de un puntapié!
—gritó él, iniciando un movimiento. Yo inicié otro,
preparándome a huir.
»—Si la pobre Catalina —seguí diciendo, sin dejar de
mantenerme alerta
— se hubiese casado contigo y adoptado el grotesco y
degradante nombre de señora de Heathcliff, pronto la hubieras
puesto como a su hermano. Sólo que ella no lo hubiera
soportado y te habría dado pruebas palpables de ello...
»Como Earnshaw estaba entre él y yo, no pretendió cogerme.
Pero asió un cuchillo que había en la mesa y me lo tiró a la cara.
Me dio junto a la oreja. Le contesté con una injuria que debió de
llegarle más adentro que a mí el cuchillo, y gané la puerta. Lo
último que vi fue a Earnshaw intentando detenerle y a ambos
cayendo enlazados ante el hogar. Al pasar por la cocina dije a
José que se apresurara a auxiliar a su amo. Tropecé con
Hareton, que jugaba en una silla con unos cachorrillos, y me
lancé, feliz como un alma que huye del purgatorio, cuesta abajo
por el áspero camino. Después corrí a campo traviesa hacia la
247