Page 264 - cumbres-borrascosas-emily-bronte
P. 264

Hareton se preocupó muy poco de la amenaza. Cati se volvió a

                  la mujer.


                  —Tráigame la jaca —dijo— y suelte a mi perro inmediatamente.



                  —No hay que tener tantos humos, señorita —repuso la criada. —

                  No perdería usted nada con ser más atenta.


                  Yo no soy sirvienta suya, y el señor Hareton, aunque no sea hijo


                  del amo, es primo de usted.


                  —¡Mi primo! —exclamó desdeñosamente Cati.


                  —Sí, su primo.


                  —¿Cómo les permites decir esas cosas, Elena? —me interpeló


                  Cati. —A mi primo ha ido a buscarle a Londres papá. ¡Vaya!

                  ¡Este mi primo! —exclamó, disgustada ante la idea de que

                  pudiese ser primo suyo semejante patán.


                  —Uno puede tener muchos primos de todas clases, señorita —


                  contesté yo


                  —, y no valer menos por ello. Con no buscar su compañía, si no

                  le agrada, está resuelto todo.



                  —No, Elena; no puede ser mi primo —insistió la joven. Y, como si

                  tal idea la asustase, se refugió en mis brazos.


                  Yo estaba muy disgustada contra ella y contra la criada por lo

                  que mutuamente se habían descubierto. Comprendía que


                  Heathcliff sería enseguida informado del regreso de Linton con

                  el hijo de Isabel y comprendía también que la joven no dejaría








                                                          264
   259   260   261   262   263   264   265   266   267   268   269