Page 288 - cumbres-borrascosas-emily-bronte
P. 288

—Y yo no quiero que ella entre en esa casa conmigo —respondí.


                  Catalina había llegado ya a la verja. Heathcliff aconsejó que me

                  tranquilizase y nos precedió por el sendero. La señorita le


                  miraba como pretendiendo darse cuenta de qué clase de

                  hombre era; pero él le correspondía con sonrisas, y al hablarle

                  suavizaba su voz. Llegué a imaginar que la memoria de la


                  madre le hacía simpatizar con la joven. Encontramos a Linton

                  junto al fuego. Venía de pasear por el campo, tenía aún puesta

                  la gorra y en aquel momento estaba pidiendo a José calzado

                  seco. Le faltaban pocos meses para cumplir los dieciséis años, y


                  estaba muy crecido para su edad. Seguía teniendo bellas

                  facciones, y en sus ojos y en su piel se notaban los saludables

                  efectos del aire y el sol que acababa de tomar durante su

                  paseo.



                  —¿Le conoce? —preguntó Heathcliff a Cati.


                  —¿Es su hijo? —dijo ella mirando, dudosa, a los dos.


                  —Sí; pero ¿cree que es la primera vez que le ve? Haga memoria.


                  Linton,


                  ¿no te acuerdas de tu prima?


                  —¿Linton? —exclamó Catalina, agradablemente sorprendida.

                  ¿Es éste el pequeño Linton de antes? Pero ¡si está más alto que


                  yo!


                  Él se adelantó hacia ella, se besaron y ambos se miraron

                  asombrados del cambio que habían experimentado los dos.








                                                          288
   283   284   285   286   287   288   289   290   291   292   293