Page 297 - cumbres-borrascosas-emily-bronte
P. 297

—El señor Heathcliff se portó muy atentamente conmigo —

                  contestó Cati, recalcitrante. —Me dijo que puedo ver a mi primo

                  cuando quiera, y que eres tú quien no le ha perdonado que él se


                  casara con la tía Isabel. El tío está dispuesto a permitir que me

                  trate con Linton, y tú, no.


                  Entonces el amo le explicó sucintamente lo sucedido con Isabel


                  y el procedimiento por el que las Cumbres habían pasado a

                  manos de Heathcliff. No se extendió en muchos detalles; pero,

                  por pocos que fueran, bastaban para ilustrar a Cati, dada la

                  animosidad con que los expresó su padre, que seguía odiando


                  a su enemigo, a quien consideraba como el causante de la

                  muerte de la señora, sentimiento que no le abandonaba jamás.

                  La señorita Cati, que era incapaz de hacer mal a nadie, salvo

                  pequeñas faltas de desobediencia, quedó asombrada al oír


                  explicar el carácter de aquel hombre, capaz de prolongar

                  durante años enteros sus planes de venganza sin sentir

                  remordimiento alguno. Tan afectada nos pareció, que el señor


                  creyó superfluo seguir hablando más. Y sólo agregó:


                  —Ya te diré más adelante, hija mía, por qué deseo que no vayas

                  a su casa.



                  Ahora ocúpate de tus cosas, y no pienses más en eso.


                  Cati dio un beso a su padre, y luego dedicó, como siempre, dos

                  horas a sus lecciones. Dimos una vuelta por el parque, y no

                  hubo otra novedad. Pero a la noche, mientras yo la ayudaba a


                  desnudarse, se echó a llorar.







                                                          297
   292   293   294   295   296   297   298   299   300   301   302