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—Un momento, señorita —interrumpí. —No seré yo quien la riña,
pero no me complace su proceder. Si hubiera pensado que
Hareton es tan primo de usted como Linton, habría
comprendido que obraba usted injustamente. Por lo menos, la
intención de Hareton, al procurar ponerse al nivel de Linton, ya
habla mucho en su favor. Y crea que no aprendió para lucirse
de ello, sino porque antes le había humillado usted por su
ignorancia, y él, rectificándola, quiso hacerse grato a sus ojos.
No obró usted bien burlándose de él. Si a usted la hubieran
criado en las mismas condiciones que él no sería menos torpe.
Era un niño inteligente y despierto, y me duele que se le
desprecie sólo porque el villano de Heathcliff le haya rebajado
de tal manera.
—Supongo, Elena, que no vas a ponerte a llorar por esto —
exclamó la joven, sorprendida. —Espera y verás...
»—Cuando entré, Linton estaba medio tumbado. Se levantó un
poco y me saludó.
»—Esta noche no me encuentro bien, querida Catalina — dijo. —
Habla y yo te escucharé. Antes de irte tienes que prometerme
volver de nuevo.
»Al saber que estaba enfermo, le hablé tan dulcemente como
pude, procurando no incomodarle ni preguntarle nada. Yo había
llevado un libro, me pidió que le leyera algo, e iba a complacerle
cuando Earnshaw entró de repente cerrando la puerta con
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