Page 359 - cumbres-borrascosas-emily-bronte
P. 359
el mundo! Bueno, acuéstate. Zillah no está hoy aquí, así que
tendrás que arreglártelas solo. ¡Silencio! Cuando estés acostado
no temas que yo vaya. Has tenido la fortuna de hacer bastante
bien las cosas. Yo me ocuparé del resto.
Mientras hablaba, había abierto la puerta de la habitación de
su hijo, y éste penetró por ella con el aspecto de un perro
temeroso de un castigo. Cuando la puerta se hubo cerrado tras
él, Heathcliff se acercó al fuego, junto al cual nosotras
permanecíamos silenciosas. Cati levantó la mirada, y de un
modo instintivo se llevó la mano a la mejilla al ver acercarse a
Heathcliff. Él la miró y dijo:
—Conque no me temías, ¿eh? Pues ahora tu valentía está bien
escondida.
Pareces terriblemente asustada.
—Claro que lo estoy —respondió la joven—, porque si me quedo
aquí, papá se llevará un disgusto horrible. ¡Oh, no quiero
causárselo cuando él se encuentra como está! ... Señor
Heathcliff, déjeme marchar. Me casaré con Linton. Papá está
conforme. ¿Para qué obligarme a lo que estoy dispuesta a
hacer?
—¡Que la obligue, si se atreve! —grité. —Hay leyes, gracias a
Dios. ¡Las hay, hasta en este rincón del mundo! ¡Yo misma lo
denunciaría! ¡Lo haría aunque fuese mi propio hijo! ¡Qué
canallada!
359