Page 364 - cumbres-borrascosas-emily-bronte
P. 364

—Atiéndeme un minuto —comencé a decir.


                  —No —respondió, marchándose sin hacer caso de mis súplicas.


                  Todo el día y la noche siguientes seguí encerrada. Pero mi


                  prisión se prolongó más aún: cinco noches y cuatro días en

                  total. A nadie vi sino a Hareton, que venía todas las mañanas.

                  Cumplía bien su papel de carcelero, ya que era insensible, sordo

                  y mudo a todo intento de excitar sus instintos de justicia o su


                  compasión.



















































                                                          364
   359   360   361   362   363   364   365   366   367   368   369