Page 171 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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todo el horror que se engendra en las madrigueras negras ocultas bajo la
tierra.
Supe que esos ojos habían centelleado mirándome desde la abertura del
túnel oscuro en la escalera. Por alguna razón, la criatura se había alejado de
mí, posiblemente porque temía mi luz, y era lógico pensar que era el último
que quedaba en las cuevas, o de lo contrario me habrían tendido una trampa
en la oscuridad. De no ser por él, los túneles podían recorrerse con seguridad.
La cosa reptilesca se contorsionó acercándose a los humanos atrapados en
la cornisa. Brent había puesto a Eleanor detrás de sí y se erguía, con la cara
pálida, para protegerla lo mejor posible. Di gracias silenciosamente porque
yo, John O’Brien, pudiera pagar la deuda que yo, Conan el saqueador, había
contraído con estos dos enamorados hacía tanto tiempo.
El monstruo se irguió y Brent, con frío coraje, saltó para enfrentarse a él
con las manos desnudas. Apuntando rápidamente, efectué un disparo. El tiro
reverberó como el chasquido de la muerte entre los inmensos acantilados, y el
Horror, con un grito repugnantemente humano, se tambaleó de forma salvaje,
se balanceó y cayó de cabeza, retorciéndose y contorsionándose como una
pitón herida, para desplomarse desde la cornisa inclinada y caer en picado
hasta las piedras que le aguardaban abajo.
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