Page 240 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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EL JARDÍN DEL MIEDO



                                                   The Garden of Fear



                                                          [1934]





                    Antaño fui Hunwulf, el Vagabundo. No puedo explicar cómo conozco ese

               hecho  por  ningún  medio  oculto  o  esotérico,  y  tampoco  lo  intentaré.  Un
               hombre recuerda su vida pasada; yo recuerdo mis vidas pasadas. Igual que un
               individuo normal recuerda las formas que adoptó en la infancia, la mocedad o
               la edad adulta, yo también recuerdo las formas que ha adoptado James Allison

               en eras olvidadas. Por qué me pertenece este recuerdo es algo que no puedo
               explicar,  igual  que  no  puedo  explicar  otra  miríada  de  fenómenos  de  la
               naturaleza  que  diariamente  se  desarrollan  ante  mí  y  ante  cualquier  otro  ser
               humano. Pero mientras yazgo esperando que la muerte me libere de mi larga

               enfermedad, veo con visión clara y segura el grandioso panorama de las vidas
               que ocupan el sendero detrás de mí. Veo los hombres que he sido, y veo las
               bestias que he sido.
                    Pues mi memoria no termina con la llegada del Hombre. ¿Cómo podría,

               cuando la bestia proyecta su sombra sobre  el Hombre de tal forma que  no
               existe una línea divisoria clara que separe los límites de la bestialidad? En
               este instante veo un paisaje crepuscular, entre los árboles gigantescos de un
               bosque primordial que no ha conocido la huella de pies envueltos en cuero.

               Veo un bulto inmenso y desgreñado que avanza pesada y torpemente, aunque
               veloz,  a  veces  erguido,  a  veces  sobre  las  cuatro  patas.  Hurga  bajo  troncos
               podridos  buscando  gusanos  e  insectos,  y  sus  pequeñas  orejas  se  sacuden
               espasmódicamente  sin  parar.  Levanta  la  cabeza  y  revela  colmillos

               amarillentos. Es primordial, bestial, antropoide; pero reconozco su parentesco
               con la entidad llamada ahora James Allison. ¿Parentesco? Más bien unidad.
               Yo soy él; él es yo. Mi piel es blanda, blanca y lampiña; la suya es oscura,
               dura  y  peluda.  Pero  fuimos  uno,  y  en  su  cerebro  débil  y  nublado  ya  se





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