Page 262 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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Algo hizo que sintiera frío, no puedo decir el qué. Me di la vuelta y volví

               a la habitación, y dije:
                    —¿Tú eres Jim Gordon?
                    El hombre de la mesa levantó la mirada y vi que estaba pálido y ojeroso.
               Yo dije:

                    —Alguien quiere verte.
                    Él dijo:
                    —¿Quién quiere verme, desconocido?
                    Yo dije:

                    —Una mulata que está en la puerta trasera.
                    Al oír eso, se levantó de la silla, derribándola junto con la mesa. Pensé
               que  estaba  loco  y  me  aparté  de  él.  Tenía  los  ojos  extraviados.  Emitió  una
               especie de gemido estrangulado y corrió hacia la puerta abierta. Le vi mirar

               en el callejón, y me pareció oír una risa saliendo de la oscuridad. Entonces
               volvió a gritar y sacó la pistola y la dirigió contra alguien a quien no pude ver.
                    Hubo  un  relámpago  que  me  cegó  y  un  estampido  terrible,  y  cuando  se
               aclaró un poco el humo, vi al hombre tumbado en la puerta con la cabeza y el

               cuerpo cubiertos de sangre. Los sesos le rezumaban, y tenía sangre sobre la
               mano derecha. Corrí hasta la parte delantera del saloon, llamando a gritos al
               camarero. No sé si fue él quien disparó a la mujer o no, o si alguien devolvió
               el disparo. Yo oí un único disparo, cuando su pistola estalló.


                                                 Informe del forense


                    Nosotros, el juzgado forense, habiendo inspeccionado los restos de James

               A.  Gordon  de  Antioch,  Texas,  hemos  llegado  al  veredicto  de  muerte  por
               heridas accidentales a consecuencia de un disparo, provocadas por el estallido
               de  la  pistola  del  fallecido,  ya  que  parece  ser  que  había  olvidado  retirar  un

               trapo  del  cañón  después  de  limpiarlo.  Pedazos  del  trapo  quemado  fueron
               encontrados  en  el  cañón.  Resultaba  obvio  que  habían  formado  parte  de  un
               vestido de mujer a cuadros rojos y verdes.


                                                       Firmado:

                                                                                  J. S. Ordley, forense

                                                                                     Richard Donovan
                                                                                            Ezra Blaine
                                                                                      Joseph T. Decker
                                                                                         Jack Wiltshaw
                                                                               Alexander V. Williams



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