Page 316 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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»Pero la gente sí se enteró cuando la señorita Celia llegó para vivir con
ellas. Vino de algún lugar de las Antillas, donde toda la familia había tenido
sus raíces. Dicen que era una mujer exquisita y bellísima de treinta y pocos
años. Pero no se relacionaba con la gente más de lo que lo hacían las chicas.
Se trajo consigo una doncella mulata, y la crueldad de los Blassenville afloró
en el trato que daba a esta doncella. Conocí a un viejo negro, hace años, que
juró que vio a la señorita Celia atar a esta muchacha a un árbol,
completamente desnuda, y azotarla con una fusta de caballo. A nadie le
sorprendió que desapareciera. Todo el mundo pensó que había huido, por
supuesto.
»Bueno, un día de la primavera de 1890, la señorita Elizabeth, la más
joven de las muchachas, fue a la ciudad por vez primera en puede que un año.
Fue a buscar víveres. Dijo que todos los negros habían abandonado la casa.
También habló algo más, estaba un poco alterada. Dijo que la señorita Celia
se había ido, sin decir nada. Dijo que sus hermanas creían que había vuelto a
las Antillas, pero ella creía que su tía seguía en la casa. No explicó qué quería
decir. Se limitó a recoger sus víveres y a volverse a la mansión.
»Pasó un mes, y llegó un negro a la ciudad que dijo que la señorita
Elizabeth estaba viviendo sola en la mansión. Dijo que sus tres hermanas ya
no estaban allí, que se habían marchado una tras otra sin dar ninguna
explicación ni dejar ninguna nota. No sabía a donde habían ido, y tenía miedo
de quedarse allí sola, pero no sabía a donde ir. No conocía otra cosa que la
mansión, y no tenía parientes ni amigos. Pero tenía un miedo atroz a algo. El
negro dijo que por la noche se encerraba en su cuarto y tenía las velas
encendidas hasta el alba…
»Fue una noche tormentosa de primavera cuando la señorita Elizabeth
irrumpió en la ciudad, montada sobre el único caballo que poseía, casi muerta
de miedo. Se cayó del caballo en la plaza; cuando pudo hablar dijo que había
encontrado una habitación secreta en la mansión que había permanecido
olvidada durante cien años. Y dijo que allí había encontrado a sus tres
hermanas, muertas y colgadas del techo por el cuello. Dijo que algo la
persiguió y casi le abrió la cabeza con un hacha mientras salía corriendo por
la puerta delantera, pero el caso es que había conseguido subirse al caballo y
alejarse. Estaba casi enloquecida de miedo, y no sabía qué era lo que la había
perseguido. Dijo que parecía una mujer con la cara amarilla.
»Cerca de cien hombres se presentaron allí al momento. Registraron la
casa de arriba abajo, pero no encontraron ninguna habitación secreta, ni los
restos de las hermanas. Pero sí encontraron un hacha clavada en el quicio de
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