Page 47 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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estructura de mandíbula más delgada al cabo de pocas generaciones en Nueva

               Inglaterra. El universo está lleno de cosas inexplicables.
                    —Y por lo tanto carentes de interés, según Machen —se rio Taverel.
                    Conrad agitó la cabeza.
                    —Debo  mostrar  mi  desacuerdo.  Para  mí  lo  incognoscible  es

               provocadoramente fascinante.
                    —Lo que explica, sin duda, todas las obras de brujería y demonología que
               veo en sus estanterías —dijo Ketrick, dirigiendo un gesto de la mano hacia las
               Pilas de libros.

                    Debo  hablarles  de  Ketrick.  Cada  uno  de  nosotros  seis  era  de  la  misma
               raza,  es  decir,  británico  o  americano  de  ascendencia  británica.  Como
               británicos,  incluyo  a  todos  los  habitantes  naturales  de  las  Islas  Británicas.
               Representábamos varias estirpes de sangre inglesa y celta, pero básicamente,

               esas estirpes son la misma en última instancia. Pero Ketrick…, para mí aquel
               hombre siempre había sido extrañamente distinto. Era en sus ojos donde esa
               diferencia  se  mostraba  de  forma  externa.  Eran  de  una  variante  del  color
               ámbar, casi amarillo, y ligeramente oblicuos. A veces, cuando uno miraba su

               rostro desde ciertos ángulos, parecían sesgados como los de un chino.
                    No  era  el  único  que  había  notado  ese  rasgo,  tan  poco  habitual  en  un
               hombre de ascendencia anglosajona pura. Los mitos habituales que atribuían
               sus  ojos  rasgados  a  alguna  influencia  prenatal  habían  sido  rebatidos,  y

               recuerdo que el profesor Hendrik Brooler en una ocasión señaló que Ketrick
               era indudablemente un atavismo, que representaba una regresión de la especie
               a  algún  antepasado  remoto  y  difuso  de  sangre  mongola,  una  especie  de
               retroceso  monstruoso,  ya  que  nadie  de  su  familia  había  mostrado  rastros

               semejantes.
                    Pero Ketrick viene de la rama galesa de los Cetric de Sussex, y su linaje
               está establecido en el Libro de los pares. Allí se puede seguir la línea de sus
               antepasados, que se extiende ininterrumpidamente hasta los días de Canuto.

               Ni el menor rastro de mezcla mongola aparece en la genealogía, y, ¿cómo se
               podría haber producido una mezcla semejante en la vieja Inglaterra sajona?
               Pues Ketrick es la forma moderna de Cedric, y aunque esa rama huyó a Gales
               antes  de  la  invasión  de  los  daneses,  sus  herederos  masculinos  se  casaron

               ininterrumpidamente  con  familias  inglesas  en  las  marcas  fronterizas,  y
               siguieron  siendo  una  línea  pura  de  los  poderosos  Cetric  de  Sussex,  casi
               sajones puros. En cuanto al hombre en sí, este defecto de sus ojos, si es que se
               le  puede  llamar  defecto,  es  su  única  anormalidad,  excepto  por  un  ligero  y

               ocasional  ceceo  de  la  pronunciación.  Ketrick  es  muy  intelectual  y  un  buen




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