Page 75 - Los gusanos de la tierra y otros relatos de horror sobrenatural
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Ella agitó la cabeza, sus ojos nublados con algo parecido al miedo.
—Es más fácil decirlo que hacerlo. La mitad de la gente odia a Gothan, la
otra mitad le ama, y todos le temen. Los hombres más ancianos de la ciudad
dicen que era viejo cuando ellos eran niños. La gente cree que es más un dios
que un sacerdote, y yo misma le he visto hacer cosas terribles y misteriosas,
que exceden el poder de un hombre normal.
»No, cuando sólo era una marioneta en sus manos, apenas llegué hasta el
límite exterior de sus misterios, pero he visto cosas que me han helado la
sangre. He visto extrañas sombras levantarse a lo largo de los muros en la
medianoche, y mientras avanzaba a tientas por negros pasillos subterráneos en
mitad de la noche he oído sonidos atroces y he sentido la presencia de seres
repugnantes. Y una vez oí los espeluznantes bramidos babeantes de la Cosa
sin nombre que Gothan ha encadenado en las entrañas de las colinas sobre las
cuales descansa la ciudad de Bal-Sagoth.
Brunilda se estremeció.
—Hay muchos dioses en Bal-Sagoth, pero el mayor de todos es Gol-
goroth, el dios de la oscuridad que se sienta para toda la eternidad en el
Templo de las Sombras. Cuando derroqué a Gothan, prohibí a los hombres
que adorasen a Gol-goroth, e hice que los sacerdotes venerasen, como deidad
verdadera, a A-ala, la hija del mar… yo misma. Hice que hombres fuertes
tomaran los martillos y golpeasen la imagen de Gol-goroth, pero sus golpes
sólo destrozaron los martillos y provocaron extrañas lesiones a los hombres
que los blandieron. Gol-goroth era indestructible y no mostraba mella alguna.
Así que desistí y cerré las puertas del Templo de las Sombras, que sólo fueron
abiertas cuando fui derrocada y Gothan, que había estado acechando en los
lugares secretos de la ciudad, volvió a imponer su voluntad. Entonces Gol-
goroth reinó de nuevo con todo su terror y los ídolos de A-ala fueron
derribados en el Templo del Mar, y los sacerdotes de A-ala murieron aullando
en el altar manchado de rojo ante el dios negro. ¡Pero ya veremos ahora!
—Sin duda eres una auténtica valkiria —musitó Athelstane—. Pero tres
contra una nación entera es una gran desventaja, especialmente con un pueblo
como este, que seguramente estará formado por brujas y hechiceros.
—¡Bah! —gritó Brunilda con desprecio—. Hay muchos hechiceros, es
cierto, pero aunque el pueblo es extraño para nosotros, a su manera no son
más que necios, como todas las naciones. Cuando Gothan me condujo cautiva
por las calles, me escupieron. ¡Ahora veréis cómo se vuelven contra Ska, el
nuevo rey que Gothan les ha dado, cuando parezca que mi estrella vuelve a
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