Page 370 - Fantasmas
P. 370
FANTASMAS
pienso dejar que nadie me haga lo que le hicieron a mi her-
mano.
Me costó varios segundos reunir el aire suficiente para
hablar.
—Olvídalo —dije—. Vamos a ver un rato la tele, para re-
lajarnos. j
Terminamos de quitarnos las ropas de abrigo y entramos
en la cocina... donde casi tropezamos con Morris, que esta-
ba de pie frente a la puerta del sótano con un rollo de papel
marrón de embalar en la mano. Tenía la cabeza ladeada, en
su actitud de estoy-escuchando-el-más-allá, con los ojos abier-
tos de par en par y su característica expresión de vacía curio-
sidad.
Eddie me dio un codazo y después agarró a Morris por su
suéter negro de cuello vuelto y lo empujó contra la pared. Mo-
rris abrió aún más los ojos y miró la cara enrojecida de Eddie
con expresión confusa. Sujeté a Eddie por la muñeca tratando
de obligarlo a que soltara a mi hermano, pero no pude.
—¿Estabas de chismoso, pedazo de subnormal? —pre-
guntó Eddie.
—Eddie. Eddie. Da igual lo que haya oído. Olvídalo. No
se lo va a contar a nadie. Déjalo en paz —dije.
Eddie le soltó y Morris se le quedó mirando, pestañeando
con la boca abierta y el labio inferior caído. Me miró de reojo
como preguntando: ¿De qué va esto?, y después se encogió de
hombros.
—He tenido que desmontar el pulpo —dijo—. Me gus-
taban los tentáculos que se juntaban en el centro, eran como
los radios de una rueda. Pero daba igual por dónde entraras,
siempre sabías adónde ibas y es mejor no saberlo. No es tan fá-
cil, pero es mejor. Ahora tengo una idea nueva, voy a empe-
zar por el centro y seguir hacia fuera, como hacen las arañas.
—Genial —dije—. Hazlo.
368