Page 395 - Fantasmas
P. 395
Joe HiLL
con expresión muda. Tenía el pelo castaño claro rizado en un
remolino eri la nuca, y canturreaba en voz baja y en tono li-
geramente desafinado. Cuando escuché lo que cantaba giré
sobre mis talones mientras el mundo daba vueltas a mi alre-
dedor. Tuve que agarrarme al contenedor para no desplomar-
me en el suelo.
—Las hormiguitas... de una en una... —cantaba. Le dio
la vuelta a la caja y continuó—: Ua, ua.
—Para —dije.
Se dio la vuelta y me miró, al principio sin reconocerme,
o al menos eso me pareció. Después algo cambió en su mirada
y las comisuras de su boca se arquearon en una sonrisa.
—;¡Eh, hola, Nolan! ¿Me ayudas a aplastar algunas cajas?
Me acerqué con paso vacilante. No había pensado en Ed-
die Prior desde hacía no sé cuánto tiempo, y notaba la cara ba-
ñada en sudor. Cogí una caja, la aplasté hasta aplanarla y la aña-
dí al pequeño montón que estaba haciendo Morris.
Charlamos un rato pero no recuerdo de qué. De qué tal le
iba y cuánto dinero había ahorrado, tal vez. Después me dijo:
—¿Te acuerdas de aquellos fuertes que construía? ¿Los
del sótano?
Séntí como si un peso frío me oprimiera el pecho desde
dentro.
—Claro. ¿Por qué?
No contestó enseguida, sino que desmontó otra caja. Des-
pués dijo:
—¿Crees que lo maté?
Me costaba trabajo respirar.
—¿A Eddie Prior? —El solo hecho de pronunciar su nom-
bre me descompuso, y sentí vértigo en las sienes y en la parte
posterior de la cabeza.
Morris me miró sin comprender lo que me pasaba, frun-
ció los labios y dijo:
3953